Sergio Ramos nunca pierde la fe

El defensa le da el empate al Real Madrid ante un Barcelona que ve la luz con Iniesta

04 dic 2016 / 10:19 H.

E l FC Barcelona y el Real Madrid empataron en un clásico apagado, lejos de los mejores duelos protagonizados antaño por ambos equipos, pero que tuvo lucha y épica sobre todo cuando Sergio Ramos igualó el marcador en la prolongación, como hizo ante el Atlético para darle la “Champions” a su equipo o en la última Supercopa de Europa. Fue de nuevo el salvador de un Madrid venido a menos que aprovechó la relajación final blaugrana. Cuando parecía que el Barça iba a ponerse a tres puntos del Real Madrid en la tabla e igualar la lucha por el título, cuando todo hacía presagiar un 1-0, llegó el “salvador” Ramos para, de cabeza a la salida de una falta que no debió cometer Arda Turan, remató impecable. Dominó primero el Madrid, después el Barça se repuso y anuló a los blancos pero, con ese 1-0 de Luis Suárez y varias ocasiones perdonadas por los blaugranas, llegó el empate para poner las tablas y dejar todo tal y como estaba, con el Madrid 6 puntos arriba.

Un final loco en el que el Barça vio cómo Casemiro sacaba sobre la línea un remate de Sergi Roberto. El Barça, que no hizo un buen partido, perdonó cuando no sentenció en sus mejores minutos, cuando realmente evocó al equipo blaugrana que venía dominando la última era. Y con la calidad y el pundonor del Madrid, al que nunca se puede dar por muerto y menos si Sergio Ramos sube a rematar arriba en los minutos finales, llegó un empate que quizá hizo justicia a lo visto. No estaban cómodos los locales, pero dio un giro radical en su estilo pues se adelantó en el marcador en una jugada de estrategia, arma históricamente más blanca que blaugrana. Justo tras la reanudación, en una falta lateral muy bien servida por Neymar, apareció Luis Suárez para adelantarse a Varane y rematar cruzado. El primer disparo limpio a portería del Barça acabó con Navas recogiendo el balón de su red, cambiando por completo el partido. Además, con la entrada de Andrés Iniesta, ovacionado, el Barça volvió a asemejarse a aquel con el que la mayoría de barcelonistas se involucran e identifican más. Control, pases y triangulaciones cortas y rápidas, y una mayor presencia en el área rival que se tradujo en varias ocasiones para agrandar la diferencia en el marcador. Las más claras las de Neymar, que no atinó a rematar a portería tras buenas jugadas individuales, o un disparo del propio Iniesta a la red lateral.

El cambio en el guion del partido fue claro tras el descanso, más aún en cuanto el Barça se puso por delante. El Madrid fue más peligroso durante el empate inicial que no cuando debía ir a buscar la igualada. El Barça, en cambio, no se conformó con el 1-0 y, de hecho, la ocasión más clara de los últimos minutos fue para Leo Messi, que la cruzó demasiado. Ni la entrada de Asensio ni de Mariano, autor de un “hat-trick” entre semana ante la Cultural Leonesa en la Copa del Rey, parecieron dar aire y más vocación ofensiva a un Real Madrid que se fue apagando con el paso de los minutos, como si no se viera capaz de igualar el partido y menos de luchar por repetir el 1-2 del año pasado. Aun así, Sergio Ramos tuvo la suya de estrategia, de cabeza, justo antes de volver a rematar y, entonces sí, marcar para dejar congelados a los seguidores azulgranas.