Peligroso ausentarse

    26 nov 2018 / 11:31 H.

    Por cierto, dónde y cuándo juega este fin de semana el Real Jaén, se preguntaba ayer con amable malicia un seguidor, en principio algo despistado. ¿No era, acaso, en Alhaurín de la Torre? Porque había personal que respondía con cachaza que jugaba con y en El Palo. - ¿Pero no lo hizo ya la semana pasada? - Sí, misterios de la organización: jugó el domingo en La Victoria y, ayer, también en tierras de El Palo... -¿Y cómo se entiende esta paradoja? –Muy sencillo, asegura ese entendido que siempre sabe todo, muy sencillo. El Real Jaén, en realidad, jugaba en Alhaurín de la Torre, un equipo, que, según su entrenador, nuestro antiguo amigo Pepelu, está compuesto de jugadores más pendientes de sus trabajos, de los que viven, y por tanto con otras expectativas futboleras. De esa forma, podía aventurar algún iluso que nuestra gente tendría, (¡vaya unas ocurrencias peligrosas, dado lo que ocurre en el fútbol!) buenas perspectivas y, confiados en un buen resultado, el interés lo ponían en El Palo donde el equipo de casa y el Linares se jugaban el liderato... o podía tocarnos a nosotros. Esas eran las previsiones y este el proyecto de la jornada. El caso es que, efectivamente, en la primera parte, en menos de un cuarto de hora, el Real Jaén colocó tres goles en la portería alhaurina, lo que confirmaba la esperanza de los optimistas. Lo peor fue que, en la segunda, se desconoce si los nuestros se echaron la siesta, lo que es saludable para el cuerpo; se pusieron a meditar en las Postrimerías, lo que es muy beneficioso para el alma, o, quizá a leer versos místicos, lo que eleva a los que lo hacen hasta el cielo... no se sabe. La realidad es que, después de ir tan holgados. casi se rompe el beneficio: menos mal que árbitro anuló un gol a los malagueños, que hubiera puesto, ¡fíjese! el 2-3... y el miedo a la espalda. Así es que, al final, un resultado bueno. ¡Ah! ¿y qué ocurrió en El Palo, que, como diría don Quijote que lo de fuera a veces interesa más de lo de dentro? Perdone el lector pero, ya puestos, más prudente es invitarlo a que dirija su atención a todo el suceso porque de esta forma podrá verlo con más claridad que lo que se pueda decir en esta columna. Y gracias.