Marta Ortega, la doctora que triunfa en el circuito

La madrileña compagina sus estudios de Medicina con el pádel y busca convertirse en número uno

25 may 2019 / 11:27 H.

Ser deportista profesional no deja mucho tiempo para muchas más cosas, ni es sencillo. Estudiar Medicina, tampoco. Combinar ambas cosas hace Marta Ortega parece, simplemente, una quimera. Esta jugadora, nacida en Madrid en 1997, no solo es capaz de eso, sino que es la número cinco actual del ranking y ganadora, junto a Marta Marrero, de tres de los cuatro torneos disputados. Y, por si fuera poco, es la palista más joven en lograr llegar a unas semifinales de un torneo del WPT.

Cuando era una niña el pádel no fue su primer deporte, ni el segundo. Se inició en el baloncesto, en el colegio, y se vio atraída por otros como el esquí o la equitación, que nada tienen que ver con la pelotita amarilla, pero al final, con poco más de 10 años, se cruzó con ella y, más de una década después, no se entiende la una sin la otra.

Martita, porque le gusta que se le llame por el diminutivo, y no es porque ahora juegue con su tocaya Marrero, cuyas fechas de nacimiento las separan 14 años, sino que viene de mucho antes, se define como una persona indecisa fuera de las pistas. Indecisa porque le gusta todo y en parte es algo que se traslada a la pista. Cuando se le pregunta por el contraste entre las pistas del Jaén Open o la diferencia que hay entre torneos en altura y otros que se juegan al nivel del mar, ella lo tiene claro: “Marta lo nota más que yo. Ella se da cuenta de muchas cosas, que son detalles. Yo no pienso en que haya altura y eso pueda hacer variar el bote y cosas así, si no llego pienso que es por mí y tengo que mejorar. No sé si es bueno o malo pero es así. A mí me preocupa menos. Llego y trato de adaptarme”.

Es una todoterreno. No es que las cosas no le importen, sino que sabe cuál es su trabajo y no existen excusas. Quien la ve jugar se encuentra con una jugadora que no falla. Llega a todas las bolas. Quien se enfrenta a ella, sabe que tendrá que superar un muro casi inexpugnable —aunque su altura no supera los 170 centímetros— que luchará cada punto.

Su primer objetivo en el Jaén Open era redimirse de su mal resultado del año pasado. Ya lo consiguió, pues hoy juega las semifinales. El segundo era jugar a los pies de la Catedral. Otro “check point” en su lista. El tercero es levantar el trofeo de ganadora junto a su tocaya Marrero, para lo que tendrán que superar hoy a Lucía Sainz y Gemma Triay a partir de las 10:00 horas en el partido que abre la jornada en la pista central de la Plaza Santa María. Aunque en las jornadas previas, asegura, entrenó en las horas de máximo calor para estar preparada a cualquier circunstancia, un día más tendrán que disputar su partido cuando la pista está más lenta.

Se considera una persona metódica, por lo que es de agradecer que en su tarde libre saque tiempo para atender en exclusiva a este periódico. “Tengo que estudiar, pero no importa”, comenta entre preguntas y fotografías, demostrando que su grandeza en la pista y fuera de ella es similar.

Con Marrero forma una dupla de contrastes, no solo de edad. Mientras la canaria es de esas palistas que provienen del tenis y entienden el pádel con algunas diferencias, Ortega es “nativa” de la pala, por lo que no necesitó de ningún tipo de adaptación, algo que se nota en su juego.