La tranquilidad
de los azulillos
se mide con la depresión blanca

N o es un día normal para los aficionados del Linares Deportivo y el Real Jaén, ni mucho menos. Es una jornada distinta para cada uno de los incondicionales. Se despiertan con un cosquilleo en el estómago y en sus rostros se dibuja una mirada inhabitual. Desde primera hora se visten con la camiseta azulilla y la blanca y comparten confidencias e inquietudes con la familia, para después vivir la previa con los amigos en un ambiente de convivencia y en el que anhelan el sueño de conquistar tres puntos. No importa el puesto en la clasificación a la hora de acudir al estadio, porque solo se piensa en ganar y disfrutar en la grada con el juego del equipo y la compañía de los seres más cercanos. El tiempo pasa rápido y se acerca la hora de acudir a Linarejos, ese campo que rezuma historia y en el que se han vivido momentos importantes en la historia del fútbol linarense. La Avenida Primero de Mayo es el punto de ebullición en los momentos previos y el color azulillo pide paso en una jornada que siempre está marcada en rojo. A 51 kilómetros el clásico lo viven los fieles con la preocupación de la difícil situación institucional y deportiva que vive el Real Jaén. El partido pasó casi de puntillas durante la semana y las conversaciones en los ambientes futbolísticos estuvieron centralizadas por la situación institucional, la salida de la familia Hitos del accionariado jiennense, la posible suspensión del Trofeo del Olivo—se jugó finalmente con un ambiente gélido—, petición de ayuda desesperada y los problemas con Hacienda. En este momento de desánimo y pesimismo llega el Real Jaén al santuario del fútbol linarense. Pero nadie debe olvidar la trascendencia de los puntos para los blancos. La derrota sufrida contra el Recreativo de Huelva ha sumido en una profunda depresión a la escuadra de Ramón Tejada, que vive también en el alambre deportivo. Es un funambulista que está al borde del precipicio y no tiene red en el suelo. Está a un punto del decenso y de la promoción. Esa es la cruda actualidad de los blancos. Los jugadores y el cuadro técnico tratan de abstraerse de la realidad y saben que una victoria sería un hermoso regalo para una afición que solo sufre malos ratos desde el 7 de junio de 2014. ¿Qué Real Jaén se espera en Linarejos? Es una incógnita, porque la trayectoria es decepcionante y fuera de casa no ha encontrado el camino para conseguir el éxito. RamónTejada recupera a los sancionados Mario Ramón y Víctor Andrés, además de Cifu y Fede, aquejados de unas molestias que le impidieron disputar, el miércoles, el XXXV Trofeo del Olivo.

En Linares se respira un ambiente de más tranquilidad, sobre todo tras cerrarse, definitivamente, la marcha de Víctor Curto al Real Murcia. Es una baja sensible que se ha solucionado con la llegada de Ian González, un delantero espigado y que puede debutar en Liga en el derbi, aunque ya se estrenó en la derrota en la Copa Federación contra el Socuéllamos. Los 29 puntos que suma el equipo que dirige Miguel Rivera le dan un margen de tranquilidad. No afronta el compromiso en la situación dramática de la pasada campaña, pero tampoco puede descuidarse después del empate y la derrota en el comienzo de año. Ismael y Fermín, que no entra en los planes del técnico, son bajas y la duda radica en saber si González sale desde el comienzo o es Casi el que juega como referente en punta. Si opta el malagueño por esta alternativa, Luis Lara estará en la zona izquierda. ¿Y en la grada cómo se vive el choque? Se espera deportividad y de ese asunto se han encargado las federaciones de peñas de ambos conjuntos, que mantuvieron un acto de cofraternización en el que se abogó por el respeto de la primera vuelta. El paso está dado para vivir la fiesta del fútbol provincial.