Lopito llega a la madurez

A partir de ese instante, su crecimiento ha sido constante hasta convertirse en un seguro de vida. “La promoción a Segunda B me ayudó mucho. Creo que fue un punto de inflexión para lograr esa seguridad que me faltaba en determinadas facetas del juego, como los balones aéreos. Me siento cada vez mejor”, asegura el joven guardameta de la capital. No posee un físico espectacular, no suele decir una palabra más alta que la otra,  pero, desde que comenzó la actual temporada, ha dejado paradas antológicas, sobre todo en los campos de reducidas dimensiones, su talón de Aquiles la pasada campaña. “Era mi punto débil y creo que también el del equipo. En ese aspecto, todos hemos mejorado”, afirma el meta.    
Lopito lleva, a estas alturas del campeonato, los mismos goles encajados que el pasado curso (23) y un partido más con la portería a cero, catorce frente a los trece de la temporada 13/14 en la jornada trigésimo primera. Lo único que cambian son los  tantos a favor, 70 frente a 58. “Eso se debe —explica Lopito— a que el equipo mira mucho más hacia la portería contraria. Su vocación es ofensiva y no defensiva, como ocurría, por ejemplo, la pasada temporada”.   
Baluarte. Lopito cumple su segunda campaña como jugador del Linares. A sus 22 años, es un baluarte insustituible para dotar de equilibrio a la escuadra azulilla. Su despliegue de cualidades le permite ofrecer una seguridad en la portería incuestionable. Durante los dos últimos cursos, Lopito ha participado en 77 encuentros entre Liga, Copa Federación y promoción de ascenso a Segunda División B. Consciente de su progresión, Alberto Lasarte no tardó en ampliarle el contrato una temporada más.