El Sevilla recibe en el Sánchez-Pizjuán al Olympique de Lyon con el deseo de acabar con la racha negativa
El Sevilla FC recibe hoy al Olympique de Lyon en el Sánchez-Pizjuán —20:45 horas/beIN SPORTS— en la segunda jornada de la fase de grupos de la Liga de Campeones, en un duelo donde los hispalenses confían en cambiar de chip y mostrar otra cara bien distinta a la de la derrota en San Mamés para encarar el pase a los octavos de final tras el punto obtenido en Turín. Los sevillistas están teniendo un buen inicio de temporada si se tiene en cuenta el cambio de entrenador y que Jorge Sampaoli quiere implantar un sistema bien distinto al usado por Unai Emery y con varias caras nuevas. Pero ese buen arranque, con el empate ante la Juventus (0-0) en la apertura de la “Champions” o la victoria en el derbi contra el Betis (1-0) se ha visto empañado.
Con la derrota encajada ante el Athletic Club (3-1) el Sevilla tuvo un revés inesperado, donde se acrecentó que al equipo le cuesta llegar con peligro al área rival pese a querer y tener el dominio de los partidos. En el derbi ya se intuyó y en San Mamés se confirmó que la asignatura pendiente para los de Sampaoli es ser más letales arriba, aunque se vio el primer gol de Samir Nasri como sevillista. De ahí que sea importante, por no decir vital, mejorar ese aspecto cuanto antes. Ante el Olympique de Lyon quieren mostrar otra cara, más ofensiva y concisa, para mostrar en Europa que siguen siendo el equipo dominador de la última era en la Europa League y capaces de extender su dominio hacia la “Champions”. Camino largo y difícil, casi utópico, pero que depende de dar ya el primer paso en firme. En el Sánchez-Pizjuán quieren disfrutar de la Liga de Campeones y el primer turno para ello es ante un Lyon que, con más peso histórico en la competición, no pasa por un buen momento. Los galos vienen de perder en la Ligue 1 ante el Lorient (1-0), con un gol de Jimmy Cabot que les condenó a su tercera derrota en sus últimos cinco partidos. Sin Katulu, Jallet, Grenier, Rafael ni Lacazette llegan mermados, sin la experiencia de Jallet ni el talento de Lacazette.