Bronce para un Regino que apunta al cielo

Primera medalla para España 25 años y 361 días después en unos Juegos Olímpicos de Invierno

16 feb 2018 / 09:25 H.

El bronce logrado por el snowboarder Regino Hernández en los Juegos de PyeongChang pone fin a una sequía de 25 años y 361 días en el medallero español, después del remoto bronce de Blanca Fernández Ochoa en Albertville’92 y el aún más lejano oro de su hermano Francisco Fernández Ochoa en Sapporo en 1972.

“Aunque gane la medalla no me corto la barba. Antes me corto los c...”, aseguró el “rider” malagueño, subcampeón del mundo por equipos el pasado año en Sierra Nevada, Granada, junto al abanderado Lucas Eguibar, al que una caída en las eliminatorias le frustró de repetir el diploma olímpico que se colgó en Sochi en 2014.

Nacido en Ceuta, pero criado en Mijas Costa (Málaga), Regino Hernández se aficionó pronto por el snowboard que practicaba en la cercana Sierra Nevada después de probar otros deportes como el balonmano, debido a una corpulencia (185 centímetros y 84 kilos) más propia de los “Hispanos” que de un rider.

Con solo 17 años se clasificó para los Juegos de Vancouver, en los que quedó en el puesto 31 al llegar a los octavos de final. Pronto llegaron los resultados y fue quinto en la Copa del Mundo de Baqueira en 2016 y cuarto en Feldberg en 2017. Perticipó en cinco Mundiales y esta temporada había logrado tres “top ten” en Argentina, dos, y Turquía.

Fue cuartofinalista en la siguiente edición en Sochi, en la plaza 21, pero sus resultados en este curso en la Copa del Mundo —ganó con Lucas Eguibar en Montafon (Austria)—, la plata de Sierra Nevada y un circuito con muchos saltos en el tramo final, su especialidad, le hacían sentirse muy seguro de sí mismo.

Después de una primera ronda de “foto-finish”, Hernández dijo sentirse “hiperconfiado” mientras sus rivales eran zarandeados por un intenso viento favorable que le despejó el camino hacia su histórico podio. Cuando subió al cajón a recoger la mascota de los Juegos —la ceremonia de entrega de medallas es hoy— apuntó con los dedos al cielo, en recuerdo de su entrenador Israel Planas, fallecido de forma prematura el año pasado. “¡Me voy a pegar una panza de llorar cuando me relaje ...!”, confesó al presidente del COE, Alejandro Blanco, con la bandera de España aún anudada al cuello y la emoción aún en su piel.