Sin ganas de fiestas y en puestos de descenso

Un decano efectivo y ordenado vence en Mancha Real y agrava la racha negativa de un equipo sin gol

20 mar 2017 / 11:37 H.

Continúa el descenso imparable del Atlético Mancha Real hacia el infierno del precipicio hacia la Tercera División tras caer derrotado en casa ante un Recreativo más operativo y efectivo que brillante (1-2). Su caída en esta segunda vuelta es verdaderamente pronunciada, como el famoso descenso del Peyresoud del Tour de Francia. Y es que, el equipo avanza como una bicicleta sin frenos hacia el abismo, pues acumula dos meses y medio sin ganar y eso, en una categoría tan disputada y hermética como la de bronce, se paga.

Los de Juan Manuel Pavón consigueron una victoria decisiva en tierras jiennenses que los ajela del descenso y deja a seis puntos a un rival directo como el Mancha Real. El manido tópico de a entrenador nuevo victoria segura demostró ser eso, un tópico, pues los de Rodolfo Bodipo no estuvieron cerca de vencer en ningún momento del encuentro. De hecho, fue tan soporífera la primera mitad que, en este intervalo inicial de partido, ninguna de las dos escuadras merecía ganar. Incluso un filme de Abbas Kiarostami hubiese sido más entretenido para un amante de los “blockbuster”. Hubiese sido más productivo hacer acupuntura o aprender hablar el sánscrito. Lo único que recordaran los aficionados que llenaron el estadio de La Juventud en los primeros cuarenta y cinco minutos será el tiro lejano del capitán Jonathan Rivera, que obligó a Rubén Gálvez —el mejor del encuentro—, a realizar una soberbia parada.

Como escribía José Saramago sobre su propia experiencia vital “todo lo bueno en la vida le iba a llegar tarde en la vida”. Así, la segunda mitad empezó con un terremoto. Un campeón de Europa con el Liverpool como Antonio Núñez, formado en la cantera del Real Madrid, realizó una excelsa jugada por la banda defendida por Cifu y centró el balón al área donde el delantero Iván Aguilar puso el primero del choque. Un jarro de agua fría para la afición “verde”, que se volvió a repetir diez minutos después. En este caso los protagonistas fueron Javi Cantero, que, al igual que Núñez, metió el cuchillo en la banda de Cifu y arrancó la moto con un sutil autopase, para ceder el balón a Rafa de Vicente —segundo protagonista— y batir al guardameta Emilio, que volvió a ser titular tras las últimas semanas en las que Arsenal dio la confianza de salvaguardar la meta a Jesús.

Tras el segundo martillazo, el Mancha Real tuvo una doble ocasión fehaciente para anotar un gol. Primero Airam, casi en el área chica, pero Gálvez realizó una parada meritoria. La impotencia la reflejó el goleador del equipo al golpear con vehemencia y dureza el palo de la portería. En ese mismo córner, Ángel cabeceó la pelota y un zaguero del cuadro onubense la sacó bajo la línea de cal.

A partir de aquí fue y un quiero y no puedo. No hubo rastro del buen trato de la pelota que pide Bodipo para su plantilla —aunque aún es muy pronto —pero sí que se vio coraje, pues el equipo se marchó arriba, a intentar salvar los muebles y sumar, al menos, un punto. A todo esto espoleó la merecida y, a la vez, tonta expulsión de Rubén Mesa, que llevaba cinco minutos sobre el terreno de juego y que vio la roja al pisar, adrede, la parte más sensible de la anatomía de Drommel. Hubo numerosas ocasiones de los jiennenses, pero Gálvez se erigió en héroe y, como si tuviese un imán en sus guantes, desbarató todas las ocasiones. Solamente no pudo detener, ya en el tiempo de prolongación, el tiro de Cifu, que sirvió para maquillar el resultado y poco más. Con la derrota, el equipo vive su festividad de San José más amarga y lo que realmente quema no son las fallas, sino el averno en forma de posición de descenso directo en que se hallan los de Bodipo.

Ocho puntos de los últimos cuarenta y cinco

La racha del Atlético Mancha Real es alarmante. De los últimos quince encuentros jugados solo ha ganado uno —frente al Granada B, por uno a cero— y ha empatado cinco. Lo que se traduce en solo ocho puntos de los últimos cuarenta y cinco en juego. Una crisis profunda, que convierte al equipo del debutante Rodolfo Bodipo en el peor equipo de la segunda vuelta, donde solo ha logrado siete puntos.