Saray, expulsada del talent tras un plato de “vergüenza”
El jurado pidió disculpas por “dejarla entrar en las cocinas” del programa
La nueva entrega de “Masterchef 8” fue una de las más duras que se recuerdan en el talent por varios enfrentamientos protagonizados por una misma aspirante: Saray. Su expulsión no fue una sorpresa para nadie ya que durante el programa faltó el respeto en reiteradas ocasiones y se mofó de la mecánica del concurso y hasta de su propio nivel culinario. Eso provocó que, finalmente, Jordi Cruz le pidiera que se quitara el delantal “que no merecía” y se marchara por la puerta de atrás. Una pérdida que, según sus propios compañeros, también se convertía en un alivio para la convivencia.
Para la primera prueba de la semana, los aspirantes se enfrentaron a uno de los retos culinarios más deseados y temidos: la repostería. Todo bajo la supervisión del pastelero Christian Escribà. Saray presentó sus escasas cuatro galletas. Algo que indignó a los jueces por no aprovechar el tiempo y mostrar una actitud de mofa que acabó en uno de los enfrentamientos más duros que se recuerdan entre los chefs y una aspirante. En la prueba de eliminación, Saray fue la aspirante que contaba con menos tiempo para el cocinado.
Al descubrir que tenía que cocinar perdiz se negó a hacerlo. Tampoco luchó por presentar algo decente y puso “el pájaro muerto” encima del plato y lo decoró con tomates cherry. Ella misma confesó a cámara que tiraba la toalla “porque me da un asco que me muero y ya estaba escrito que me iba”. Incluso, al verlo, Pepe le pidió que no lo presentara porque era una falta de respeto. Aún así, en el momento de la cata ella lo presentó. Sus propios compañeros se compadecieron y calificaron el plato como “lo nunca visto” y a ella como a una Saray que “no queríamos ver”.
Jordi cogió su elaboración y la sacó del plato: “Que me faltes el respeto a mí, a tus compañeros, al programa, lo entiendo pero tu producto no tiene justificación. Te agradecería que te quitaras ese delantal y cruces esa puerta”.
Saray se convirtió en la primera aspirante en irse sin regalos y sin mediar palabra.