“Puerta grande” al libro de las castas

Luis de la Rosa recibe el “aplauso” de estudiosos y ganaderos por su primer ensayo publicado

08 ago 2016 / 11:30 H.

Fue necesario un largo camino de 9.600 kilómetros y 10 años de trabajo para que Las castas que dieron origen al actual toro de lidia viera la luz. Su autor, Luis de la Rosa Galán —director general de la Escuela Taurina de Jaén entre los años 1994 y 2007 y estudioso en tauromaquia— indagó en archivos de Madrid, Castilla-La Mancha, Castilla-León y Andalucía. “El libro es una recopilación de los siete encastes fundacionales: Morucha, Navarra, Jijona, Cabrera, Gallardo, Vazqueña y Vistahermosa, y de este último procede el 95% de las ganaderías actuales”, expresa.

El libro, que editó el Instituto de Estudios Giennenses y se presentó el pasado mes de octubre, ha sido reconocido por estudiosos en la materia. Desde que salió a la luz ha sido aplaudido también por el mundo criador. Entre otras, la Ganadería de Miura agradeció el trabajo realizado al autor: “Nos servirá de guía para seguir la genealogía de las ganaderías”, le indicaron en una misiva. También el bibliotecario Luis Palomino, archivero del Cabildo de la Catedral de Cádiz, valoró el libro, que tanto sacrificio costó al escritor. “Estuve a punto de abandonar, pero mi mujer me alentó y estoy satisfecho del trabajo realizado”, comenta.

En él, desvela anécdotas que ha sacado de los archivos. “Una procede del de Sevilla, del 15 de junio de 1910, cuando se anunció la corrida de Miura para Rafael ‘El Gallo’, Manolete padre y Antonio Pazos. En una tertulia se decía que Rafael no iría a torear por los ‘Miura que había encerrados en los corrales”, cuenta, y explica lo que seguía en el archivo: “Rafael dijo: ‘A mí no me dan miedo las divisas. El toro que embiste por derecho, lo toreo a gusto y si embiste ‘torcío’ no me paro a preguntarle de qué ganadero es”. De Miura también se cuenta otra anécdota, como cuando el rey Alfonso XIII fue a Sevilla y lo recibieron, en la estación de Córdoba, las autoridades. “El monarca, cuando bajó del vagón, se dirigió, primero, al viejo Miura antes que al gobernador, alcalde, obispo y otros cargos importantes. El rey dijo: ‘No extrañaos, porque gobernadores, alcaldes y obispos se hacen todos los días, y Miura solo hay uno en el mundo”.