María Rosa protagoniza “Hijos de Andalucía”

La bailarina jiennense narra su trayectoria sobre los escenarios en Canal Sur

07 oct 2018 / 12:36 H.

Una nueva personalidad reconocida en el mundo de las artes andaluzas protagonizó la última edición del programa de Canal Sur “Hijos de Andalucía”, que se emite cada sábado a partir de las ocho de la mañana. El último documental del mes de septiembre se centró en la figura de la bailaora jiennense María Rosa Olad Aragón, conocida artísticamente como “María Rosa”.

Desde que viniera al mundo,el 31 de octubre de 1937, en el municipio de Andújar, María Rosa llevó la danza clásica española a su cenit actuando en los mejores teatros del mundo. Como reconoce la artista ante las cámaras del programa producido por Paco Lobatón, la danza forma parte de su vida desde que abrió por primera vez los ojos, ya que, como afirma: “Con ella puedes expresar alegría, tristeza o añoranza. Todo lo que sientes, se puede mostrar bailando.”

“En mi familia, la única artista era mi madre, que consiguió el primer premio del Conservatorio de Madrid de piano. Pero luego nadie más y, de hecho, me costó mucho trabajo que mi padre me dejara bailar. Mi madre me llevaba a la Academia del maestro Otero que regentaba en esos años su sobrino Manuel del Castillo Otero”, señala orgullosa la bailarina, ya que allí aprendió a bailar sevillanas y tocar los palillos, habilidad que le valió el reconocimiento de su maestro y amigo Antonio Gades, quien es el autor del “mejor piropo” que le han dicho nunca: “chiquilla, ¿no te duelen las manos de tocar tan bien los palillos?”.

María Rosa se formó con los mejores: Enrique “El Cojo”, Eloísa Albéniz, Arturo Pavón José Granero o Conchita Duarte, le enseñaron que una bailarina tiene que estar preparada para todo y moverse con simetría y talento. Por su esfuerzo y dedicación, en 1997, recibió la Medalla de las Bellas Artes, la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, en 2011, y la Medalla de Andalucía, en 2013.

Operada en dos ocasiones de la espalda y de los pies, siempre que se caía sobre el escenario pedía que le pusieran novocaína para seguir bailando. “Cuando me dieron la Medalla de Andalucía, me dijeron que tenía que dar las gracias y yo creo que ese galardón me lo merezco yo un poquito por bailar en ese estado”, afirmaba la jiennense al recordar las noches sin dormir, el tiempo separada de su hija por las giras con la compañía que fundó en 1964 y a las “trastadas” de compañeros. “Como decía mi amigo Antonio, los premios hay que darlos en vida porque cuando te mueres ya no te enteras”, señala. Mujer luchadora y valiente, sigue utilizando el baile para expresar su manera de vivir y sentir.