Magia y realidad pasadas por agua en Cazorla y Segura

Antonio Castillo y David Oya publican un libro que recoge historias serranas

12 jun 2018 / 08:35 H.

Entre la realidad y la ficción, las leyendas de los pueblos son la herencia que los mayores dejan a los más pequeños con el fin de que respeten las tradiciones y conozcan sus orígenes. En esta línea, el técnico de Medio Ambiente, Desarrollo Rural e Infraestructuras Agrarias del Ayuntamiento de Cambil, David Oya, y el hidrogeólogo Antonio Castillo se adentraron en el corazón natural de Segura y Cazorla para sacar a la luz el testimonio más vivo del pasado. Así crearon La sierra del Agua, un libro que, en una primera edición, contó con 80 historias, posteriormente, con un centenar y, finalmente, con 120 relatos sobre la etnografía serrana.

“Este proyecto nació a través de la Universidad de Granada y de la Junta de Andalucía, que tenían un programa llamado Conoce tus fuentes. Ahí, hacían catalogaciones e inventario de fuentes y manantiales. Hablábamos con pastores, guardas rurales y de caza. Ellos nos daban la información y siempre nos contaba una historia relacionada con el agua y asociada a propiedades curativas o milagrosas. Hay algunas que son tradiciones y leyendas, pero también hay hechos que, además, están documentados, y de verdad han ocurrido. En algunos casos, en el libro, hasta se da el nombre, apellido y topónimo de la zona o, en otros, la persona prefiere mantenerse en el anonimato”, confesó Oya.

Casi como una guía a través de la que recorrer caminos, como bien podría ser La ruta los lavaderos o la de Las siete fuentes, de las que hay que beber agua por sus propiedades curativa, este libro cuenta con más de una treintena de colaboradores y más de un centenar de entrevistas. “Los serranos dan mucha información. Era imposible coger notas. Teníamos que ir con grabadora. Y que ellos no la vieran. Además, nos desplazábamos a los sitios donde habían pasado las cosas. Luchamos contra el alzhéimer rural de haber dejado el campo y perder muchos recuerdos”, destacó Oya.

Actualmente, muchas son las parejas que deciden no casarse e irse a vivir juntos. Por extraño que parezca, esto también ocurría antes. Este es uno de los ejemplos narrativos de este libro. “Había casos en los que el chico no tenía los recursos suficientes para aportarlos al matrimonio porque no tenía el mismo nivel social que su novia. Para que el padre de ella supiera que no la habían raptado, en la fuente donde solía ir a llenar el cántaro de agua, lo dejaba roto” destaca Oya, quien, además, refirió la parte mágica que se esconde entre estas páginas, y añadió: “Hay una historia titulada La casa de las siete fuentes. Está en Cazorla. La gente que vive cerca dice que está encantada. Actualmente, solo se conservan tres fuentes. Los mayores dicen que al pasar por la puerta oían cantar, más allá del murmullo del agua. Los niños de esos barrios, influidos por la tradición oral, no entran a llenar agua porque piensan que hay ninfas. No es que teman miedo, sino respeto. Una mujer me dijo que el problema sería que la fuente se secara, porque si eso pasaba, el hada moriría. Ella es la guardiana, y ellos quieren conservar ese patrimonio”.