Las Económicas, un foco de cultura y de desarrollo

Inmaculada Arias de Saavedra habla de las tres que hubo en la provincia

30 ene 2019 / 12:00 H.

La provincia de Jaén fue pionera en la implantación de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, reflejo de viento de la Ilustración que, procedente de Francia, recorría Europa. La de Baeza no fue la primera que se puso en marcha en el Estado español, pero sí la segunda. Antes había nacido la de Vascongadas (así se denominaba lo que hoy es Euskadi), que en 1764 surgió de manera espontánea, y la baezana siguió fielmente su estructura. Así lo puso de manifiesto Inmaculada Arias de Saavedra Alías, catedrática de Historia Moderna de la Universidad de Granada, en su conferencia en La Económica titulada Educación y Economía en la España del siglo XVIII: Las Sociedades Económicas de Amigos del País del Reino de Jaén. La conferenciante, que remanece de Andújar, fue presentada por Adela Tarifa Fernández, consejera-directora del Instituto de Estudios Giennenses.

La conferenciante hizo una panorámica general del origen de estas instituciones nacidas en el siglo XVIII, de la cultura, la educación y la economía. La idea de fomentarlas y de promoverlas en todo el país partió Campomanes, ministro del rey Carlos III, con la idea de fomentar el desarrollo económico y la educación.

Inmaculada Arias de Saavedra se refirió en su disertación a las reales sociedades económicas que se crearon en Andalucía, cuando aún el territorio estaba dividido en reinos y unas décadas antes de que se constituyesen las provincias. La conferenciante se centró en las tres que surgieron en la provincia jiennense, Baeza, Jaén y Quesada. “Eran muy diferentes unas de otras. La de Baeza, que era muy pionera, se crea al margen del poder central e imita a la Vascongada con unos rasgos muy peculiares, ya que era un organismo muy cerrado y elitista, para la nobleza y el clero local”, puntualiza Inmaculada Arias de Saavedra. También ponía unas condiciones para entrar que no eran las habituales, pues a veces exigía un examen y, otras, ser noble o gente que fuese “de extraordinarios méritos”.

La educación era un pilar fundamental, pero también establecía clases: “La nobleza promovía un tipo de educación con unos contenidos mucho más elevados y concretos. Pero también se promueve la educación popular, que era útil y servía de base para el desarrollo económico”, precisa. Añade se ocupaba de la educación masculina de la clase popular, de las primeras letras, “pero también imparte una enseñanza que podría considerarse la primera profesional, con una escuela de dibujo, para que los artesanos aprendiesen el oficio”, apostilla la conferenciante. De las tres reales sociedades económicas de amigos del país, la de Quesada nunca llegó a existir de hecho. Cuando iba a ponerse en marcha el proyecto, surgió la Revolución Francesa y, al año siguiente, fue desechado.