Larga vida a un festival lleno de color, nivel y mucho blues

Las últimas actuaciones convocaron a miles de aficionados en la Plaza de Toros

16 jul 2018 / 08:15 H.

Apor los veinticinco. Jimi Hendrix dijo una vez que el blues es fácil de tocar pero difícil de sentir. Parece una afirmación un tanto peculiar pero, en cualquier caso, en la ciudad de Cazorla se cumplen ambas cosas, se toca bien y se siente en lo más profundo. Veinticuatro años desde que naciera el sueño, el mismo de convertir en un referente de este gran estilo a uno de rincones de la serranía jiennense. Se unían las ganas de Cazorla con la necesidad de cubrir las necesidades musicales de muchos aficionados que han podido ver sus expectativas más que superadas con actuaciones de reconocidos artistas como Koko taylor, Magic Slim, Winter, Los Lobos, a lo largo de más de dos décadas.

Este año no iba a ser menos y los miles de seguidores que se trasladaron a Cazorla pudieron vivir tres intensos días de estupendo ambiente, de fiesta y, sobre todo, de muchos blues. Grandes actuaciones nacionales e internaciones, algunas locales como la de Papa Júlu, se repartieron por lo lugares históricos del municipio para volver a dejar un estampa inolvidable. Quien hubiera visualizado por una pequeña rendija lo que se vivió durante el festival probablemente no hubiera podido saber si se trataba de la provincia o una gran ciudad internacional si no fuera por la estampa verde que rodea el encuentro. Sin embargo, la intensidad de cada tema, la pasión de los grupos y su público y el nivel de blues que allí se entona poco tiene que envidiar a ningún encuentro que se escape a las fronteras jienneses.

Ejemplo de ello fueron las últimas actuaciones de la edición, concretamente cuatro, que dejaron una Plaza de Toros con manos en alto por cada rincón. Comenzaron pasadas las once de la noche y el responsable, Nat Simons, que aportó color a la noche y dejó una plaza digna de grandes figuras, y eso que el día había sido movido. Este músico, cantante y compositor vino para dejar el sello americano. Con varios premios a sus espaldas, su último disco lo publicó en 2017, Darkest Darks, Lightest Lights y en él mezcla de rock alternativo, blues, country y folk, sonidos de los que dejó constancia en el coso. La noche acababa de comenzar y una vez pasadas las doce en el reloj le tocó el a Joe Louis Walker & Zac Harmon, paisanos de Buffalo. En el caso de Joe Louis Walker, es hijo de unos peones agrícolas que llegaron a California procedentes de Arkansas con más de treinta discos publicados, cuenta con una carrera impecable y está considerado un icono del blues contemporáneo. Su talento se mezcló con el de otro peso pesado de esta disciplina, Zac Harmon.

Con casi el cielo a los pies de la serranía cazorleña tras la actuación de ambos artistas, llegó el turno de la única mujer de la noche, Ana Popovic, pasadas las dos de la madrugada. Quizás el responsable de que la serbia haya llegado tan lejos fuera de su padre, quien le presentó el blues y al que se fusionó para ofrecer piezas únicas y quien lo dude que le pregunte a los que tuvieron la suerte de verla en directo. Y como último regalo de este veinticuatro cumpleaños, salieron a escena Derobert & Halftruths, estrenaron álbum el pasado año y no dejan de cosechar éxito, uno de ellos en plena naturaleza verde como ocurrió durante su actuación. DeRobert Adams, la voz al frente de los Half-Truths, empezó su largo camino con actuaciones en el coro de la iglesia de Covington- Tennessee. La banda hizo un gran show sin dejar de lado sus gritos reivindicativos a temas como la pobreza.

Con ellos y con la emoción de sumar un año más de experiencia, de momentos únicos que los asistentes podrán contar a sus hijos y nietos y de música de punta a punta en Cazorla, los aficionados comienzan la cuenta atrás hasta julio del 2019, hasta poder volver a recrear uno de los mejores momentos del año, que mediará la veintena. Emoción será la palabra que más se use estos días los asistentes entre sus conocidos cuando le pregunte por la experiencia. Además, en un festival en el que el blues y otros estilos musicales son protagonistas pero es el esfuerzo de los profesionales, de la organización, de los vecinos y de todos aquellos que aman y sienten el blues el que da vida a un festival al que de seguro se le augura una larga vida porque como el Lagarto de la tierra, volverá a salir cuando regrese el sol intenso de Jaén en julio.