La cantaora Carmen Linares, galardonada con el Premio “Concha Caballero” de la UNIA

09 mar 2016 / 10:09 H.

La Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) ha concedido la segunda edición del Premio “Concha Caballero”, convocado por el Vicerrectorado de Igualdad, Cultura y Cooperación al Desarrollo, en el marco del Día Internacional de la Mujer y en homenaje a la fallecida parlamentaria andaluza, a la cantaora jiennense Carmen Pacheco Rodríguez, más conocida como Carmen Linares. La finalidad del galardón es reconocer la labor de aquellas personas que han contribuido a dar mayor visibilidad a las mujeres andaluzas, no solo en el ámbito político, sino también en otros ámbitos de la sociedad. El Consejo de Gobierno de la UNIA aprobó por unanimidad la concesión de esta distinción, se indica en una nota de prensa. Por ello, la primera edición de este reconocimiento de la UNIA recayó en la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, el pasado año. Hidalgo, nacida en San Fernando (Cádiz), emigró con su familia a Francia y se crió en un barrio obrero de Lyon. Esta nieta de un republicano exiliado y represaliado se ha convertido en la primera mujer en acceder a la Alcadía parisina y, también, en la primera emigrante que lo ha conseguido.

Por su parte, Carmen Pacheco Rodríguez, nacida en Linares (Jaén) en 1951, es, probablemente, la cantaora más prestigiosa de su generación, congeniando a lo largo de su carrera artística numerosas dimensiones musicales, culturales y cívicas. Desde sus raíces, fundamentalmente flamencas, ha viajado a otros ámbitos rítmicos, como el jazz, la música clásica o la canción de autor, al tiempo que ha defendido por lo común las causas que tienen que ver con las libertades cívicas y los derechos humanos.

En este contexto, uno de sus mayores compromisos personales se relaciona con la puesta en valor de las mujeres flamencas, a menudo invisibilizadas en un ámbito tradicional en el que el machismo las relegó históricamente. A través de diversas grabaciones, Carmen Linares no sólo ha rendido explícito homenaje a La Niña de los Peines y a otros nombres de referencia en el panteón jondo, sino que ha rescatado del olvido a otras creadoras flamencas, en una tarea de investigación y divulgación constante. Fruto de todo ello, surgió el disco que ella considera como una de sus mayores aportaciones a la historia de la música, ‘Antología de la mujer en el cante’ (Universal, 1996). Sus orígenes fueron humildes. Sus primeros pasos artísticos fuera de Linares se produjeron, siendo muy joven, a través de su participación en diversas compañías flamencas, al tiempo que empezó a dejarse ver por tablaos madrileños como los del Café de Chinitas o Torres Bermejas. Durante dicho periodo formativo, la cantaora andaluza conoció de cerca el cante de Pepe Matrona, Fosforito y Juan Varea, al tiempo que empezó a compartir escenario con artistas de su generación como Camarón, Enrique Morente y los hermanos Habichuela.

En su trayectoria escénica cabe destacar la versatilidad para involucrarse en proyectos como ‘El Amor Brujo’ de Falla, junto a la Orquesta Nacional de España; ‘Locura de brisa y trino’ de Manolo Sanlúcar y ‘Poeta en Nueva York’ de Blanca Li, con quienes recorrió numerosos escenarios internacionales. Su vivo interés por la poesía le llevó también a aproximarse a la obra de Federico García Lorca, Rafael Alberti, Juan Ramón Jiménez, José Angel Valente o Miguel Hernández, entre otros autores. Entre otros Premios, ha sido merecedora de los premios de la Academia de la Música a Toda una Vida (2011), Nacional de Música (2001) y Compás del Cante (1999); las medallas de las Bellas Artes y de la Junta de Andalucía, y el reconocimiento a ‘Raíces y alas’ como Mejor Álbum Flamenco, entre otras importantes distinciones.