La basura se convierte en la joya más preciada

El carolinense Rubén Gómez apuesta por diseños muy innovadores

30 ene 2018 / 09:17 H.

Ver en los objetos cotidianos una apuesta por la moda es tener una visión innovadora, atrevida y, en este caso, muy original. Lo que muchos consideran basura, ellos lo convierten en un complemento de valor. Se trata del carolinense Rubén Gómez y su socia, Sara Larsy, fundadores de Biis, una firma de joyería que convierte las grapas, clips, chinchetas, anillas de refresco o los imperdibles en joyas.

“Nuestra primera colección se presentó hace poco más de dos años. Mi idea era hacer diseños unisex. Pensamos en un pendiente que pareciera que, quien lo llevara, tuviera la oreja grapada. De ahí salió toda una apuesta por objetos de papelería, como las anillas de las libretas para hacer pulseras. Creamos la firma y abrimos nuestra primera tienda en Colette, París. Así, empezamos a entrar en el mercado de Asia e Italia”, destacó el jiennense, quien subrayó que, dado el éxito alcanzado, decidieron apostar por una segunda colección inspirada en objetos encontrados en la basura, y añadió: “Hay un bolso, que realmente es una bolsa de basura, en este caso de piel y hecha en España. Introducimos objetos a los que nadie suele prestar atención, como una moneda de céntimo, que todo el mundo la deshecha, hasta el alambre de cerrar el pan de molde para hacer un anillo. Así, le dimos una vuelta a la cultura del reciclaje. Hicimos medallas que, en lugar de tener la imagen de un santo o virgen, llevaba el símbolo de reciclar”.

Y es que la joyería no tiene por qué ser aburrida. Litter es el nombre de esta colección. Sin embargo, hay una apuesta nueva por parte de sus creadores llamada Color, en la que se innova sin que la persona que lleva estos diseños parezca que va muy recargada. “Color fue algo que nos pareció muy divertido porque nos dimos cuenta que, al margen de la bisutería, no existían joyas de materiales nobles, como la plata o el oro, que fueran coloridos. Este planteamiento nos pareció algo muy divertido. Es como fingir esos complementos que se compraban en el mercadillo y que uno se ponía cuando era más joven. Por eso, seleccionamos lo más vendido de la primera y segunda colección y creamos esta cápsula con baños de color metalizados. Creo que somos de las pocas marcas, o, sino, la única en el mundo, que lo hace”, destacó Gómez.

Actualmente, la firma está arrasando en Asia, que es su principal mercado. Allí, tiene puntos de venta en Hong Kong, Tokio, Seúl o Taiwan. Además, la firma se ha extendido por otras ciudades como Nueva York, Milán, Reino Unido o Madrid. “Convertimos las cosas que para la gente no tiene valor en joyas. Nuestra nueva colección sigue esa línea, pero con sentido del humor. Recuperaremos lo hortera para darle sentido. Hay mucha gente que imita nuestro estilo sin comprarlo en nuestra tienda. Eso nos encanta. Nos parecía gracioso hacer que la joyería dejara de ser seria. Me encantaría tener una representación de la marca en Jaén”, concluyó el diseñador.