Roca Rey mira con poder el escalafón de los matadores

Andrés Roca Rey tiene una mirada poderosa delante de la cara del toro. Sus ojos la proyectan delante del animal mientras que las zapatillas se asientan en un terreno en el que muchos astados embisten, pero pocos diestros son capaces de torear. En cambio, Roca Rey quiere y puede. El novillero peruano es otra “escultura torera” del maestro José Antonio Campuzano, que no se separa de su lado. “Lo conocí en Bambamarca (Perú) cuando tenía 12 años. Lo vi con un becerro y, desde ese momento, tuve claro que puede ser figura del toreo si Dios nos ayuda y lo respetan los toros”, afirma José Antonio Campuzano.

27 may 2015 / 12:25 H.

Andrés Roca Rey cumplió en octubre los 18 años. Es el primer novillero peruano que ha conseguido abrir la puerta grande de Las Ventas del Espíritu Santo de Madrid el día de su presentación después de cortar dos trofeos, que pudieron ser tres si la espada hubiera quedado en mejor sitio en el sexto. Además, desde 2011 —con Conchi Ríos—, un novillero no salía a hombros de la Plaza de Toros de Madrid. Sus dos tardes en Las Ventas han sido importantes. Roca Rey tiene claro que en Madrid tienen que pasar cosas y se le ve una enorme disposición. Pese a que está poco toreado, saca variedad con el capote y el público sabe agradecer su enorme disposición. De hecho, el coso venteño lo ovacionó antes de comenzar la lidia en la tarde de San Isidro, donde el encierro no dijo tanto como el de la Ventana de San Lorenzo, con el que consiguió el triunfo.
Es hermano del matador de toros Fernando Roca Rey —un ídolo en Perú—, pero Andrés es distinto. Tiene otras capacidades, cuenta con aptitudes y se ha formado con el toro español, que es mucho más complicado. Pisa unos terrenos difíciles y pone el valor al servicio del toreo, que es la única manera de construir las faenas importantes. Sorprende porque, pese a que está poco toreado, engancha bien al toro por delante y lo embebe rápido en el engaño en un trazo que va de arriba a abajo y que tira una bonita curva.
Asimismo, otra de las cualidades de Roca Rey se basa en la capacidad para cogerle rápido la velocidad al animal. Pese a que el terreno es cercano —así provoca con facilidad la embestida de más toros—, al novillero le engancha poco la muleta, lo que le abre la “puerta” del temple. Y pese a que los astados se le arrancan con violencia —por la cercanía y la disposición—, Roca Rey quiere torear despacio. Y, además, lo consigue, lo que le abrirá muchas puertas grandes. Si engancha bien por delante para llevar al toro, deja caer la mano de arriba a abajo y encima torea despacio, el trazo del muletazo —siempre en curva— adquiere un valor excepcional. Quizá estos son algunos de los intangibles que ahora algunos ven en Roca Rey y que, en cuanto esté más toreado, el público percibirá con enorme rapidez —ahora denota disposición y un talento especial—. Sin embargo, José Antonio Campuzano ya los intuyó cuando tenía 12 años. Y aquí está el mérito del maestro, que hoy es apoderado de uno de los novilleros con más proyección.
Precisamente, Andrés Roca Rey tomará la alternativa en la Feria de la Vendimia de Nimes. “Hemos hablado con el empresario Simón Casas, que nos ha confirmado la alternativa en Francia”, anuncia José Antonio Campuzano en exclusiva para Diario JAÉN. Sin embargo, ahora su compromiso más importante está en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, en la que hará el paseíllo en el tradicional festejo del Corpus —el próximo 4 de junio—. “Las cosas estaban más complicadas para torear en España, pero el triunfo en Madrid nos ha ayudado, aunque Sevilla estaba hecho antes. En Francia sí teníamos más cosas, pero Las Ventas nos ha valido mucho. Tiene una capacidad tremenda y no dudo que sería figura del toreo. Si no, no estaría con él”, concluye José Antonio Campuzano. Ahora, Andrés Roca Rey comienza a mirar al escalafón de los matadores. De hecho, muchos toreros ya saben que muy pronto llegará y que su concepto de la tauromaquia aprieta las tardes. Por eso, está llamado a dar muchas alegrías al aficionado.