Huellas de la sobreexposición y la “intoxicación” fotográfica

El baezano Miguel Ángel Tornero lleva a Salamanca su nuevo proyecto instalativo

03 feb 2017 / 11:53 H.

La fotografía como un ser vivo. Frágil, en permanente cambio y también caduco. Es uno de los conceptos de los que surgió el proyecto Photophobia, del artista baezano Miguel Ángel Tornero. Ahora, este evoluciona hasta Looking Was Serious Work but also a Kind of Intoxication, exposición que inaugura mañana mismo en Salamanca comisariada por Virginia Torrente, en el centro Domus Artium 2002. La fotografía, soporte sobre el que investiga y crea habitualmente, es también el punto de partida pero esta vez la propuesta crece hasta la instalación. A Salamanca se fue cargado de fotografías marcadas por el paso del tiempo, maltratadas o sencillamente olvidadas, dejadas a su suerte, junto con materiales fotográficos, como reflectores, concentradores de luz, originadores de reflejos, que aluden a la misma base de la fotografía, “la de escribir con luz”.

Peluquerías, mercerías y tiendas de chinos son centros de interés para el fotógrafo, lugares que muestran sus escaparates como museos de fotografías marchitas, expuestas y quemadas por el sol. Allí acude a la búsqueda de estos tesoros velados, huellas de la sobreexposición, “photophobia” en un mundo intoxicado por la imagen.

“La fotografía, hoy más que nunca, funciona como un sismógrafo de nuestra sociedad. La opción ideal del artista ya no es lograr la imagen más bella o impactante, sino ser capaz de revelar el sentido de lo que esa imagen oculta dentro. En la era de la postfotografía, cuando todo es parafernalia digital, Tornero nos brinda una vuelta a los materiales que se impregnan de lo fotográfico”, detalla la comisaria de la exposición. “Estamos recibiendo una reeducación en la era digital de cómo leer este inmenso conglomerado de imágenes en las que vivimos sumergidos las 24 horas del día. El nuevo lenguaje visual —instantáneas que se difunden en tiempo real—ha transformado nuestra propia identidad. Las fotografías retan a la propia disciplina en un presente cada vez más fugaz. Y en esto trabaja Tornero, en un hoy instantáneo que, cuando deja de serlo, muestra sus veladuras rápidamente, hasta que la imagen desaparece cegada por la misma luz que la crea, y con esa identidad perdida, Tornero juega y propone nuevas no-imágenes”, concluye.

collages de paisajes rurales nocturnas

Miguel Ángel Tornero ultima también los detalles para su participación en la feria de arte contemporáneo Arco, que se celebra este mismo mes en Madrid. Lo hará, como es habitual, con la Galería Juan Silió. “En este caso presento un proyecto muy diferente, son collages analógicos para representar paisajes rurales nocturnos, con materiales cotidinianos”, explica. Retomará el proyecto Camino al Cortijo maravillas, realizado en Córdoba, pero con formato mucho más grandes.