“Es sencillo, cercano y un hombre muy sabio”

La alcaldesa resalta que Baeza demostró su solvencia para acoger espectáculos culturales de primer nivel

13 jul 2018 / 08:07 H.

Un extraordinario sabor de boca, decenas de recuerdos y emociones inolvidables. El paso de Serrat por la Plaza de Santa María de Baeza, con su gira Mediterráneo da Capo, dejó muchas sensaciones entre los cientos de asistentes y, entre ellos, la alcaldesa de Baeza, Lola Marín, horas después reconoce que fue una noche “mágica y única”. “Las palabras que mejor pueden definir lo que vivimos con Serrat son emocionante y mágico”, reconoce. “Además del buen sonido y calidad técnica que ofreció y el repertorio tan cuidado y extraordinario, para mí fue, desde luego, un espectáculo impresionante”, explica.

Asimismo, la anfitriona de este concierto enmarcado en los actos conmemorativos del 15 aniversario de la declaración de Baeza como Patrimonio de la Humanidad (2003-2018), reconoce que le entusiasmó “ver a tanta gente disfrutar tanto”. “Estábamos gente de mi generación y de muchas otras anteriores y todas conseguimos disfrutar muchísimo”, añade. En este concierto Serrat se reencontró con Antonio Machado y con Baeza, 50 años después de que poeta, cantautor y ciudad iniciaran una singladura común. Y así lo reconoció a lo largo del concierto, con momentos tan especiales e inolvidables como la interpretación de “Cantares”. “Escuchar las canciones de Serrat y los poemas de Machado en ese lugar fue impresionante. Para mí, todos sus versos me emocionaron, pero Caminante no hay camino fue muy especial”, reconoce la alcaldesa.

Además, Lola Marín valora mucho el esfuerzo que realizó toda la gente que llegó a Baeza desde fuera, entre semana, para ver el concierto. “Vinieron espectadores incluso desde Toledo para volverse después porque tenían que trabajar al día siguiente. Eso dice mucho del reclamo que supone la ciudad y del esfuerzo de los productores”, resalta.

“Unir este escenario, el artista y el momento, la celebración del quince aniversario de la declaración de la ciudad como Patrimonio de la Humanidad, deja ver la altura y la solvencia de Baeza para acoger actividades culturales de primer nivel y el compromiso de la ciudad con espectáculo de estas características”, defiende la alcaldesa. “Durante todo el día de hoy —por ayer—, las redes sociales son un escaparate incesante de fotografías y vídeos del concierto, la gente por la calle no deja de realizar comentarios. Baeza, Serrat y Machado, tal y como titulaba Diario JAÉN, esa conexión fue lo que más llamó la atención de todos los que estuvieron allí”, asegura.

Ella misma, minutos antes del comienzo del concierto, pudo saludar al cantautor y compartir unos minutos con él. “Es extraordinario, un hombre sencillo, cercano y muy sabio. Fue muy cariñoso con nuestra ciudad. Sin duda, todo un maestro”, concluye.

“Es un sueño poder darle las gracias a Serrat por tanto”
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La psicóloga María Teresa Martín Rodríguez vivió una noche de ensueño, uno que hizo realidad en la Plaza de Santa María de Baeza. Allí pudo conocer a Serrat, quien, sin saberlo, fue el que le ayudó a superar sus problemas de dicción a los 13 años.

“Fue a principios de los 70 cuando repetí curso en el colegio, y se dieron cuenta de que no fue por causa de no adquirir conocimientos, sino por el habla. La monja Sor Alicia, del colegio de La Merced de Madrid, me aconsejó cantar durante el verano las canciones de Serrat. Me comentó que me ayudaría con la pronunciación y el correcto lenguaje. Y lo hice”, destacó la madrileña, afincada ahora en la capital. El tema que eligió Martín para desarrollar esta iniciativa fue Señora, del disco de Mi niñez.

“Fue una canción complicada. Yo me estudié los textos, pero no la entendí. Y es que Serrat pronuncia muy bien y tiene una cadencia de voz estupenda. Cuando volví al colegio, el cambio fue descomunal y mi facilidad para el lenguaje había mejorado. Desde entonces, seguí al cantautor en toda su trayectoria discográfica”, comentó la psicóloga, quien, durante los años posteriores, encontró en las letras del catalán un remanente de esperanza. “En algunos momentos difícil, su música me ha acompañado. Las composiciones, a partir de los versos de Antonio Machado, Miguel Hernández o León Felipe, dicen mucho y me ayudaron a sacar buena nota en Literatura”, añadió.

Y el momento tan esperado llegó con Mediterráneo da Capo, cuando Martín tuvo la oportunidad de hablar con él. “En ningún momento me aproximé mucho a él, porque para mí representa mucho respeto. Le dije que estaba muy agradecida y le expliqué lo que su música había significado para mí. Durante toda mi vida tuve mucha ilusión por conocerle y, cuando ese momento llegó, no pude creerlo”.

La madrileña vivió el concierto con intensidad, pero sus charlas con el cantante aún no habían acabado. Al día siguiente, Martín y Serrat coincidieron en el hotel. En esta línea, indicó: “Iba con mi marido. Iba con pantalón corto. Nos quedamos mirando y me reconoció. Me preguntó qué tal estaba y cómo había visto el concierto. Llamó a mi marido “el santo” porque, el día anterior, le estuve contando que él me aguantaba cuando cantaba sus canciones, aunque no le gustaran. Me cogió la mano y le confesé que ni siquiera sé lo que le había dicho durante el concierto. Él me tranquilizó y me dijo que estuve estupenda”.

Martín no podía estar más emocionada con este encuentro que, según afirma, se volvió a repetir en dos ocasiones más, una de ellas durante el desayuno, cuando le firmó un autógrafo en el que le puso: “Para María Teresa, con cariño verdadero”. Después, se volvieron a encontrar y Martín dijo: “Esto es muy fuerte. Cuarenta y siete años sin verle y, ahora, en tres horas, nos hemos visto muchas veces. El sonrió y, la verdad, es que fue algo bonito”.

La madrileña vivió así una montaña rusa de emociones que desembocó, posteriormente, en un remanente de paz, una gran tranquilidad por su parte por haber logrado hacer algo que, desde hacía muchos años, tenía en mente, como fue tener la oportunidad de estar ante Serrat y darle las gracias por su trabajo y canciones.