El olivo, emblema vegetal del Santo Reino

22 oct 2016 / 11:38 H.

El esqueleto de Jaén es el hernandiano tronco retorcido de un olivo, como su aroma es el es de la flor del molino y su sabor, ese inigualable tacto líquido que traduce en dorado verdor la entraña oscura de esta tierra. Los poetas de todos los tiempos, grandes y menores, le han cantado, y este Sábado de Poesía no puede obviar la multitudinaria presencia que, monumentalmente, puebla los campos de la provincia y merece, cómo no, la exaltación lírica como pocos elementos de su paisaje. Homero, en su “Odisea”, lo llama “árbol sagrado”, y de él se acuerda Virgilio en sus “Versos priapeos”, como San Pablo en su epístola a los romanos en el Nuevo Testamento. “Algo tendrá el agua cuando la bendicen”, reza el sabio refrán. El archivo fotográfico de Diario JAÉN rescata hoy para esta sección la imagen vigorosa de un olivo recio, inquietante e inspirador al que la propia provincia le canta, le manifiesta su querencia y, al mismo tiempo, hace palmaria una dependencia acaso absoluta y, por lo tanto, cuestionable. “Por tu horizonte de olivos / mi casa rezuma y tiene / perfume a flor de molino”. No hay terraza de aquí que no respire el maravilloso, intenso olor de olivar.