Cazorla Blues conquista un año más

Al borde del cuarto de siglo, el festival cazorleño continúa como un referente jiennense de este estilo musical

14 jul 2018 / 11:05 H.

Con el cartel de “entradas agotadas” y superando la venta de abonos un 20% más que el año pasado, la XXIV edición de BluesCazorla volvió a convertirse en todo un referente provincial, uno de los festivales más visitados del programa musical Jaén en Julio, impulsado por la Diputación de Jaén. La jornada comenzó con una presentación del encuentro, en la que actuó la banda Border Caballero acompañada del jiennense Pedro Peinado, quien continuará, esta tarde, a las 15:00 horas, “dando la lata” —tal y como se llama su gira— con Pápa Júlu, y en plena Plaza de Santa María.

La velada comenzó con John Primer sobre el albero cazorleño y su inconfundible “blues de Chicago”. El artista sorprendió a los espectadores con el dominio de las cuerdas de su guitarra, su característica voz y un fraseo deslizante que transportó a todos a los orígenes de este género al que el festival debe su nombre. La medianoche envolvió al público con la puesta en escena de Tequila, cuyo vocalista, Alejo Stivel, confesó que hacía mucho calor. Pero es que, al ritmo de temas como Salta no se podía hacer otra cosa más que sudar, derrochar adrenalina y corear canciones tan conocidas como Quiero besarte o Rock and roll en la plaza del pueblo. Acompañado Stivel de Josu García, Mac Hernández, Daniel Griffin y Mauro Mietta, el grupo demostró en su discografía la gran influencia que tienen los Rolling Stones. Dos horas de actuación llevaron al broche de oro de esta primera “noche blusera”, que llegó a su fin con Eric Gales. Llamó la atención su forma de coger la guitarra al revés, ya que el artista es zurdo. El que fuera nombrado “Best New Talent” en 1991 por el Guitar World Magazine’s Reader’s Poll conquistó con unos solos de guitarra espectaculares que entrelazó, en una armonía de influencias, al rock y al blues.

Pero el festival no había hecho más que comenzar. El ambiente en el municipio jiennense fue inmejorable. La música eliminó etiquetas y fronteras y reunió a un público heterogéneo cuyo nexo fue el blues en un paraje natural de indiscutible belleza. Ya en el ecuador de su programación, un pasacalles —amenizado con el ritmo del grupo Al raso— despertó a los vecinos y visitantes de Cazorla para recordar que, durante aquella jornada, tres serían los escenarios principales de esta cita.

El primero se alzó en la Plaza de Santa María, donde tocó el grupo cartaginés Tremendo road, que hizo una demostración del mejor “New Blues” con destacadas influencias de Black Keys y letras en inglés y castellano. Los espectadores no dejaron de concentrarse frente a este escenario que acogió, de igual manera, a Quique Gómez & His Vipers. El cantante madrileño enamoró con su armónica y un sonido que trasladó al otro lado del Atlántico con fuertes rasgos de swing, y que contó con Curro Serrano y Pablo Sanpa a las guitarras, Hector Rojo al contrabajo y bajo eléctrico, Javier Díaz al piano y Guillaume Destarac a la batería. Tras ellos, llegó el turno de Ghost number and His tipsy gypsy, que mantuvieron la esencia del swing —en este caso más típico de los años 20— en una fusión con el country que dio lugar a un sonido experimental que acabó calando entre los espectadores, que señalaron a algunos de los instrumentos de época de la banda, que contó, además, con trompeta, violín, banjo y coristas. Los últimos en pisar las tablas fueron Jake Levinson Band. Soul, country, funk y blues viajaron así con melodías latinas y orientales.

La gastronomía cazorleña permitió a los visitantes de este festival recuperar fuerzas para visitar el segundo escenario de esta cita, emplazado en el Auditorio del Cristo, un lugar especial, ya que en ese espacio tuvo lugar el inicio de esta cita en sus primeras ediciones. Por allí pasaron Jenny and the mexicats, cuyas composiciones mezcló tantos estilos como nacionalidades tienen los integrantes de la banda, que contó con una caja y una guitarra para aportar sonidos flamencos que, tal y como demostraron, aunaron con versatilidad al punk de ciertos matices rockabillys, convirtiéndose en unos “alborotadores”, como ellos se definen. La tarde continuó con Shirley Davis and The Silverbacks, cuya vocalista demostró ser una apasionada de su trabajo. Su torrente de voz impactó a aquellos que no la conocían y es que, aunque confesó que comenzó a cantar tarde, sus ritmos de soul y funk le abrieron las puertas a una gran cantidad de espectáculos, entre ellos, la presente edición del BluesCazorla, que disfrutó con todos los sentidos. Por su parte, Los coronas cerraron la cita en el auditorio con notas de un rock and roll primitivo y un surf music instrumental de alta calidad, estilo que aún no está muy consolidado en España.

Finalmente, la Plaza de Toros de Cazorla acogió los platos fuertes del blues de la noche con las actuaciones de Los bluesfalos, Supersonic blues machine y Billy Gibbons, Toronzo Cannon y Lindsay Beaver & Brad Stivers. Ellos pusieron la guinda de oro a un intenso día musical que, por el horario de sus actuaciones, coincidió con el cierre de esta edición, que ampliará su información con el periódico de mañana avanzando todos los detalles del que está siendo uno de los festivales más visitados y exitosos de esta edición del programa Jaén en Julio.