De turismo al campo por un día

Unas 7.400 personas, la mayoría extranjeras, se convirtieron en jornaleros por unas horas en 2016

09 ene 2017 / 12:05 H.

Para muchos jiennenses puede resultar impensable que un ruso o un americano llegue al mar de olivos para pasar un día como aceitunero, como “hobby”. Algo inimaginable, pero real. Los olivos atraen, como lo hacen los miles de encantos que ofrece la provincia. Eso de recoger aceituna con capacha, espuerta y “piqueta” incluidas “está de moda”. A los extranjeros les gusta cómo se extrae el “oro líquido” y qué se puede cocinar con él, y por ello cada vez más almazaras de la provincia se apuntan al oleoturismo y a la amplia carta de posibilidades que ofrece. La primera que puso en marcha la “iniciativa” es Oleícola San Francisco, una almazara familiar que ha conseguido llevar el pueblo de Begíjar por cientos de países de todo el mundo. Su gerente, José Antonio Jiménez, aporta, además, datos muy sorprendentes. Más de 7.400 personas decidieron descubrir el mundo del aceite “in situ”. Visitaron sus instalaciones y se convirtieron en jornaleros por un día. De todos ellos, más del 60 por ciento son extranjeros. “Han venido gente desde Estados Unidos, Francia, Nueva Zelanda, Tailandia, Japón, Hawai, Israel, Brasil y Colombia, entre otros muchos lugares”, expresa Jiménez.

La experiencia gusta, y mucho. “El aceite de oliva está de moda. Los que vienen se van encantados. Lo llevamos al campo, con todos los arreos necesarios, pasan un rato con alguna cuadrilla, charlan e intercambia visiones, algo que a los jornaleros jiennenses que los reciben también les gusta mucho, disfrutan todos. Posteriormente les ofrecemos una cata, para que sepan degustar y conocer nuestro ‘oro líquido,’ e incluso tenemos un gastrobar en el que ofrecemos talleres para que sepan, también, elaborar recetas con el aceite, ya que la mayoría no sabe cómo utilizarlo. Además, los visitantes recorren el municipio y causan sorpresa entre los lugareños, que ven cómo decenas de extranjeros pasean por el pueblo”, recalca Jiménez, quien destaca que la principal “función” de la iniciativa oleoturística, que cuesta unos treinta euros, es poner en valor la aceituna, al jornalero e impulsar la venta del aceite en el exterior. “El que viene compra después, ya da igual que lo haga de nuestro aceite o de cualquier otro de España, lo importante es que lo adquiera, porque así reporta, de forma positiva, en el sector”, indica el gerente, quien añade que para la almazara que gestiona ha supuesto reinventarse y crear puestos de trabajo. “Antes estábamos cuatro personas y ahora lo hacemos nueve”, apostilla. Este año acaba de iniciarse con buenas expectativas, “con una avalancha de reservas. Ya hay gente hasta el próximo invierno ”, indica Jiménez. El olivar gusta, y mucho en el extranjero.