Castillo de Locubín prepara su primer museo municipal

El edificio del Pósito estará dedicado al ceramista Pablo Rueda

28 may 2017 / 11:31 H.

Una intervención que aúna la recuperación del patrimonio monumental, el reconocimiento a un hijo ilustre y la potenciación turística. El Ayuntamiento de Castillo de Locubín avanza en uno de los proyectos estrella de la presente legislatura, la creación de un espacio expositivo en honor del ceramista Pablo Rueda. El alcalde, Cristóbal Rodríguez, explica que se tratará del primer museo municipal del pueblo y el único abierto, ya que otro de titularidad particular se encuentra cerrado en la actualidad.

El proyecto, muy avanzado, supone la restauración de un edificio histórico, el Pósito, un inmueble dedicado al almacenamiento de grano, que data del siglo XVI. Se trata de un rincón carente de aprovechamiento desde hace tiempo. Rodríguez detalla que la idea es que la inauguración se efectúe en 2018, cuando se cumplirán veinticinco años de la muerte del artista.

Las obras se acometen con fondos de la administración local, aunque la Diputación presta asesoramiento en cuestiones como la eliminación de humedades o la iluminación. Los trabajos han permitido descubrir el sistema de ventilación, mediante una cámara, con el que contaba el inmueble original.

“Estamos muy ilusionados, porque se honrará a un castillero que siempre quiso a su tierra y que da nombre al instituto local”, detalla el alcalde. La intención del Ayuntamiento es que el museo conste de dos salas, una permanente y otra con muestras temporales. En el primer caso se custodiarán las tres obras que fueron donadas al Ayuntamiento y otras en poder de la Diputación, aparte de las que pueda ceder la familia. En la parte “itinerante” del futuro centro cultural habrá piezas que llegarán en virtud del acuerdo previsto con el centro de Rotterdam.

La gestión del espacio será municipal, de manera que la persona que trabaja en la biblioteca se encargue de abrir el museo. La visita incluirá el cercano reloj. En el entorno están otros monumentos, como la iglesia de San Pedro Apóstol.

Desde 1980 Pablo Rueda estaba afincado en la Spanjaardstraat —que significa calle Española— de Rotterdam, desde donde cobró fama internacional, hasta el punto de que expuso en Estados Unidos, Holanda, Bélgica, Alemania, Reino Unido, Italia y España. Su trayectoria creadora se vio truncada por la temprana muerte, aunque, no obstante, le dio tiempo a generar una producción notable cuantitiva y cualitativamente. A pesar de su dominio de la cerámica, trabajaba con múltiples materiales, entre ellos el textil, el papel, la madera, el esmalte, el bronce y el mármol. Sus piezas destacan por la fuerza expresiva y por el carácter simbólico, así como por us perfección. Uno de los elementos presentes en muchas de sus creaciones es la religión, con figuras de monjas y cardenales, que le sirven para hacer una crítica del poder de la iglesia católica. Por otro lado, muchos de sus trabajos denuncian la opresión de la época franquista. Alguna de estas obras tienen referencias explícitas a Castillo de Locubín, el lugar en el que transcurrieron su infancia y buena parte de la juventud.

Un creador prolífico que dejó huella en la ciudad holandesa de Rotterdam

Pablo Rueda es un referente en el mundo de la cerámica, aunque más conocido en el extranjero, sobre todo en Holanda, que en España. Nació en 1945 en Castillo de Locubín. Tras formarse en este municipio y en la SAFA de Alcalá ingresó en el Seminario de Burgos, aunque no llegó a ordenarse sacerdote. Su vida experimentó un cambio radical en 1969, cuando se trasladó hasta la ciudad neerlandesa de Rotterdam, donde el Museo de Cerámica Pablo Rueda Lara lleva su nombre. Después de titularse en Bellas Artes, con especialización en Diseño Monumental, abrió un taller y empezó a exponer, con éxito, en el año 1976.