Luis Moya acerca la Pasión con un pregón lleno de sentimiento

El discurso del cofrade recibe una gran acogida en el Teatro Cervantes

08 abr 2017 / 11:38 H.

El Teatro Cervantes abrió sus puertas, una vez más, para recibir la presentación de la Semana Santa linarense 2017, de la mano de Luis Moya. En un acto de hermanamiento y homenaje cofrade a Linares y su semana de Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, fue la banda de cabecera de la Expiración la que formalizó la apertura del discurso. Tras el emocionante momento musical, llegó la presentación del teniente de alcalde, Luis Moya Conde como pregonero de este año. Y una vez en el atril, el protagonista de la tarde suspiró, se mostró agradecido y reconoció las muchas veces que había soñado con ese momento. “Un pregón de Semana Santa tiene que proclamar la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Eso es lo que voy a intentar. En él no encontrarán acentos de otras provincias, estoy muy orgulloso de mi acento de Linares”, reconoció Moya. De esa forma, la primera parte expuso el sentimiento de todo cofrade en su Semana Grande. “Estamos esperando que llegue el Domingo de Ramos, inicio de una semana intensa de pasión, música, incienso, flores, culto, luz y fe”, comenzó el pregonero.

Y tras los reconocimientos a los participantes que hacen posible la celebración, la estructura del pregón circuló como un paseo por lo que le espera a la ciudad, complementado con sentimientos del orador, reflexiones hacia un teatro abarrotado y pasajes de las Sagradas Escrituras.

“Llega el Domingo de Ramos, la gente expectante para recibir al Maestro, transformándose el Barrio de San José en un nuevo Jerusalén”, dijo el pregonero, que continuó con sus discurso haciendo referencia al papel de los penitentes. “La lonja de Santa María se convierte por unas horas en ese cenáculo. Capas blancas y capirotes amarillos formando grandes hileras acompañan a Jesús. Santa María se convierte en aquel huerto de Jerusalén por unas horas, la gente se agolpa para poder ver salir al Señor de la Oración. La Plaza de San Juan Bosco es un hervidero de gente, el templo de San Agustín es testigo mudo del prendimiento de Jesús”, recitaba, ante la atenta mirada de los presentes. Y alzó su voz el pregonero para reclamar fe. “Rescatemos al Jesús que está en cada uno de nosotros, en la mujer que sufre la violencia, en los jóvenes que han caído en manos del alcohol, de las drogas. Atado a una columna como un criminal, tiene que soportar el escarnio y el maltrato. Así saldrá por las calles de Linares exhibiendo sus heridas. Rodeado de un silencio que conmueve, la Humildad en recogimiento sale en la noche. La música se ha trasformado en silencio que desgarra”, pronunció.

A lo largo del discurso, el pregonero hizo referencia a la noche del Jueves Santo. “Madrugá, el pueblo se agolpa en la plaza a oscuras. Tres golpes, y una voz que pide que salga el Nazareno de Linares. El bronco sonido de los trompeteros acompaña la apertura de la puerta, Y de fondo los sones de Aida. (...). “Cuantos años acompañándote, Cristo de la Expiración. Un año más me sentiré orgulloso de haber sido durante gran parte de mi vida tu horquillero”, concluyó.