La fe escrita con fervor en el libro de los Estudiantes

11 abr 2017 / 10:43 H.

Ala Virgen de los Estudiantes, que es la Niña de la Merced, le cantó la tuna. Qué bonito sonaba “Jaenera salerosa” cuando enfilaba la calle Merced Alta, que está dedicada a la Virgen de las Lágrimas. Los Estudiantes volvieron a “escribir” con pasión, fervor y devoción otro capítulo del Lunes Santo jaenero. Miles de jiennenses abarrotaron su plaza, que está en las entrañas de Jaén, para ver cómo el Cristo de las Misericordias se encontraba con su pueblo. La Banda de Cornetas y Tambores de la Expiración puso música a su caminar por el barrio, que tenía como “sonido de fondo” el rachear de las zapatillas de sus costaleros. Mientras que una larga hilera de penitentes tomaba La Merced, el Cristo de los Estudiantes hacía la primera chicotá bajo los acordes de “Amor de Madre”. Después sonó “Macarena” hasta enfilar las estrechas calles en las que los devotos estiraban las manos para tocar su canastilla mientras que los costaleros movían al espectacular crucificado de costero a costero en un paso que también es una manera de rezar.

María de las Lágrimas salió arropada por sus gentes y cantada por la tuna. “Virgen del amor”, “Flor marchita” y “Jaenera salerosa” se cantaron para llevarla desde su templo al encuentro con Jaén. La primera llamada en la calle se le dedicó a Manuel Cobo y a Luis Escalona, dos cofrades, que seguro que ya están en el cielo. Y así, los Estudiantes abrieron el libro del amor en el Lunes Santo. El obispo, Amadeo Rodríguez Magro, y el dean de la Catedral, Francisco Juan Martínez Rojas, acompañaban a la cofradía. El desfile procesional volvió a ser espectacular hasta que, por la noche, con religiosidad, enfiló su entrada en el templo. Miles de jiennenses arroparon a la cofradía.