Higgins exige una ley universal

La activista escocesa aboga por la necesidad de una norma internacional contra el ecocidio de lesa humanidad

15 jul 2017 / 10:43 H.

Es preciso reconocer todo lo que es ecocidio y señalar que es un crimen contra la humanidad”, subraya Polly Higgins, abogada escocesa, activista y una de las mayores expertas en legislación medioambiental y ecocidio. La jurista abrió la segunda jornada del curso de verano “Crímenes medioambientales: mecanismos de lucha contra el ecocidio y otros crímenes contra la naturaleza” con una conferencia magistral, titulada “Ecocidio, genocidio contra la naturaleza”. La ponente fue presentada por el codirector de los cursos Baltasar Garzón quien dijo que está considerada como “una de las cien mujeres más influyentes del mundo”. También dijo de ella en su presentación: Tiene grandes amores, las algas marinas, el chocolate crudo y el whisky orgánico, porque siendo escocesa no deja de ser una amante del whisky y del arte holandés del siglo XVII. Es una activa activista y lucha por el reconocimiento del ecocidio como crimen universal”.

Antes de entrar en el quid de la cuestión, Polly Higgins quiso explicar a los asistentes cómo llegó a interesarse por los crímenes medio ambientales. Todo comenzó un lunes por la mañana temprano de 1998, cuando se dirigía al Tribunal de Justicia en el que tenía que asistir a un acusado que se encontraba en el calabozo del edificio y vio que había un montón de periodistas de medios de todo el mundo, a los que no dejaban pasar. Ella, en su condición de representante legal de un detenido no tuvo problema para pasar y se encontró que en los calabozos estaba el general Augusto Pinochet, contra el que el juez español Baltasar Garzón había emitido una orden de arresto contra el dictador chileno. “Era tan emocionante, que esperamos a que el general Pinochet saliera de la celda. Estaba acusado de vulnerar un principio de legalidad universal. Aquello cambió la historia. Ahora estamos aquí como amigos y colegas y quiero darle las gracias (a Baltasar Garzón) por haberme inspirado tanto. Aquel día marcó mi trayectoria”.

En su ponencia, Polly Higgins se refirió a cómo una gran cantidad de compañías relacionadas con la destrucción del medio ambiente forman parte del pacto global de Naciones Unidas: “¿Hay una desconexión aquí? —se preguntó— ¿Qué sucede cuando una de esas compañías es capaz de causar destrucción del medio ambiente y tener relación con la desaparición o muerte de muchas vidas? Es una contradicción evidente”. Hoy por hoy, dijo Higgins, no es delito, pero como muchos otros juristas, ecologistas y defensores del medio ambiente, considera que debe serlo. “El ecocidio tiene lugar en tiempo de paz y, por supuesto, también en un conflicto armado. Forma parte de una acción corporativa por lo que tiene responsabilidad estatal y corporativa y efectos extensos, duraderos y graves. Y el Estado o la empresa saben o deberían saber lo que está ocurriendo”, explicó. La abogada recordó que en el Estatuto de Roma se intentó incluir, en 1976, la agresión al medio ambiente como un crimen de lesa humanidad, pero la oposición de cuatro grandes potencias y la presión de grandes corporaciones como Monsanto, el sector de combustibles fósiles y la industria nuclear, echaron atrás esta iniciativa.