“Por esta linde entre olivos, de la sierra y de la magia, se adivinan las heridas...”

    22 abr 2016 / 19:17 H.

    Un rumor de primavera se coló como una sombra por el zaguán entreabierto a la hora de la siesta. El recuerdo de mi casa, de mi calle y de mi gente; el desorden de capachos en el portal de la tarde. Aquel paisaje infantil, verde esparto, pan y aceite, vuelve ahora casi intacto a un camino renovado por las veredas del tiempo, recorridos por la ausencia, en la ruina del invierno, de Vandelvira al barbecho. Por esta linde entre olivos, de la sierra y de la magia, se adivinan las heridas en el muro y en la tapia. Como una gota de otoño, como el tacto de unos labios que besamos muchas veces, y el recuerdo de un abrazo que arrancamos a la noche.

    (“Tres estaciones de Mágina. Memoria de cenizas” por Jesús Barroso Torres)