“Don García Osorio, el belicoso obispo de Jaén”

    26 abr 2016 / 11:00 H.

    En tanto que Fernando y sus capitanes permanecían confundidos y enredados en sus deliberaciones en Fuente del Rey, un modesto y pequeño, pero concienzudo Consejo de Guerras, se hallaba reunido en el antiguo castillo de Baena. Presidía la reina Isabel, con quien estaba el venerable Pedro González de Mendoza, Gran Cardenal de España y Don García Osorio, el belicoso obispo de Jaén. Este último meritorio prelado, había cambiado su mira por un yelmo y apenas se enteró de la derrota del conde de Cabra, tomó las riendas de su zalamero corcel, que permanecía cebado en el establo, y apresuradamente regresó a Baena, listo para emplear sus armas en la propagación de la fe y beneficio de su propia diócesis. Sabía perfectamente que en las decisiones del rey influían las opiniones de la reina y que ella siempre se inclinó a oír los consejos de los santos varones de la iglesia.

    (Fragmento de “La conquista de Granada” Por Washington Irving)