Un mundo fascinante por descubrir

Fotografía y pintura se dan la mano en el Museo Cerdá y Rico y en la sala municipal

15 mar 2016 / 18:45 H.

Si fuese un año, 1.937, sería de penurias. Pero no. Es el número de habitantes que aparece en el último padrón municipal. Cabra del Santo Cristo es uno de los pueblos más fascinantes, singulares y sorprendentes de la provincia de Jaén. Así lo vieron cuantos viajeros se acercaron desde cualquiera de las rutas que conducen a él y quedaron prendados de sus paisajes y sus gentes. Uno de ellos fue el médico y fotógrafo Arturo Cerdá y Rico, paisano alicantino de Azorín. Aquí se enamoró de la que sería su esposa, Rosario Serrano Caro, una rica hacendada ubetense, y aquí fijó domicilio y consulta. Su pasión por la fotografía lo llevó, en 1900, a construir una casa modernista, con albañiles traídos para la ocasión de su pueblo, Monóvar. Hoy, esta casa, que fue concebida para la práctica de la fotografía, alberga el museo municipal “Cerdá y Rico”, que es uno de los grandes atractivos para este destino en Sierra Mágina. El patrón de Cabra es el Santo Cristo de Burgos, que le dio el apellido. Al parecer, el 19 de enero de 1637 un arriero que trasladaba a Guadix una réplica del Santo Cristo de Burgos, pasó la noche en una posada de Cabra, que entonces se llamaba Cabrilla, enseñó el lienzo a la posadera y esta sanó de un brazo tullido. Ante tal prodigio los lugareños llevaron la pintura a la iglesia de Nuestra Señora de la Expectación y allí e venera hoy.

Pero Cabra no deja de ser una caja de sorpresas. El municipio posee varias casas señoriales de gran porte. Su término municipal es el que alberga más estaciones de tren, nada menos que cinco: las de Cabra, Huesa, Larva, Huelma y Alicún de Ortega. Además, a dos kilómetros de la Estación de Cabra crece lozana una encina milenaria, de un gran porte, y muy creca de la Estación de Huesa, se levanta una “torre del oro” que recuerda a la sevillana, que fue erigida como atalaya vigía de una espartería y inspirada en una botella de aguardiente de Cazalla. También posee una buena cantera de futbolistas, una asociación de mujeres, “Sierra Cruzada”, muy activa, y una exquisita gastronomía donde las habichuelas con chorizo dan la mano a una deliciosa escalibada catalana. Y como la apuesta por la cultura es alta, tiene una sala de exposiciones, actualmente, con obras de prestigiosos artistas.