Viva mi tierra

El autor, sobrino de Juanito Valderrama, agradece
el tributo brindado por Diario JAÉN a su tío y reivindica un acto con motivo del centenario de su nacimiento

24 jul 2016 / 11:53 H.

Hace unos días, en los fresquitos salones del Diario JAÉN, celebramos un acto muy emotivo. Se trataba de un cariñoso homenaje que el citado diario de la Tierra del Santo Rostro, dedicó a recordar la figura de Juanito Valderrama. Todo ello con motivo de celebrarse, en este año, el Centenario del nacimiento del que fuera primera figura del arte flamenco y de la copla.

Lo primero es y debe ser, agradecer la gentileza y la oportunidad del evento. Hecho que demuestra por parte de los organizadores saber estar y categoría humana, cualidades evidenciadas porque a la par de honrar al homenajeado, lo hacen muy gratamente con la dirección de este medio de comunicación.

Ya lo decía el Pastor Poeta allá por 1940 cuando escribía estas palabras:

Qué me importa que la gente

Murmure de mi persona

Si al murmurarme contigo

Me ponen una corona.

Lo segundo es reconocer el esfuerzo notorio de muchos implicados del diario jiennense, al recuperar noticias fidedignas y fotografías inéditas publicadas desde 1942 que complementan y documentan aún mejor la ya de por si dilatada carrera del universal torrecampeño.

En tercer lugar destacar las bonitas y sencillas palabras, con las que la mayoría de los intervinientes en el acto glosaron la figura de su desaparecido paisano, la del hombre cercano que siempre conservó su acento y su arraigo torrecampeños.

Desde Jaén a Martos

Hay cuatro leguas;

Para andarlas contigo

Traigo una yegua.

Emotivas y cariñosas fueron las pronunciadas por Juan Espejo, Miguel Ortega o Eleuterio Muñoz, que nos descubrieron principalmente al hombre de Jaén que se vio obligado a partir, como cualquier otro emigrante, en busca de mejor fortuna, pero siempre tuvo el corazón en su tierra. Al artista tenaz y trabajador que nos enseña cómo desde la humildad se puede llegar a la cima más alta siendo siempre golondrina.

En toa mi Andalucía,

No hay un pueblo como el mío,

Se llama Torredelcampo;

Vaya nombre y apellío.

Entre manchas de olivares

Trasplantaos del propio Edén;

Mi pueblo es lo más grasioso

De la tierra de Jaén.

Decir Jaén, Torredelcampo y flamenco o copla es decir Juanito Valderrama. Los dos fueron siempre de la mano en el mundo del arte andaluz. Juanito no ha sido el único, es cierto, pero sí el que más ha lucido el nombre de su ciudad y su pueblo por el mundo. Su nombre y su tierra van tan asociados como el polo y la caña o la malagueña y el verdial.

Castillito de Jaén

Como tú no existen dos

Porque siempre vigilante

Guardas la cara de Dios.

No quedaron atrás referencias a su dilatada carrera en el mundo del espectáculo, su faceta cinematográfica, poética, empresarial, de mecenas de otros artistas o de célebre compositor. Pero, sobre todo, quedó de manera manifiesta que Juanito, el hijo del Seniso, fue un artista del pueblo; de su pueblo, de su Jaén altivo y legendario al que volvía siempre que le era posible a recargar las baterías de aquel corazón triunfador que fue su socio fiel cerca de 88 años.

Maresita de Santa Ana

Cómo me acuerdo de ti,

Eres mi norte y mi guía

Desde el día en que nací.

Destacables, por su reivindicación, me parecieron las palabras del presidente de la Federación de Peñas Flamencas de Jaén, Paco Viedma. Destacable porque, además de reivindicar al paisano que llenó el mundo de banderas jaeneras, reclamó para el desaparecido artista flamenco el título y la jerarquía que merecidamente se ganó a pulso durante más de setenta años en los escenarios, compitiendo de igual a igual con las leyendas que hoy sostienen la más grande historia de este arte andaluz. Juan, con sus portentosas condiciones artísticas, tuvo el privilegio de ubicarse muy pronto en el Olimpo de los Dioses del flamenco reclamando para sí su espacio propio entre los más dignos cantaores que ha conocido el flamenco: léase La Niña de los Peines, Manuel Vallejo, El Niño de Marchena, La Niña de la Puebla, Manolo Caracol, Pepe Pinto, Antonio Mairena, Fosforito, Rafael Farina, Antonio Molina, hasta llegar a Camarón de la Isla, todos grandiosos artistas del mundo del flamenco y la copla. Entre esta pléyade de extraordinarios artistas contemporáneos al de Jaén, a aquel que cariñosamente le llamaban “El Chino”, “El emigrante”, “El torrecampeño” tuvo siempre un sitio inalcanzable para los demás, exclusivo para él. Juanito gozó del reconocimiento de los principales y los más grandes fueron sus principales valedores. No resulta muy acertado decir que Juanito estuvo entre los grandes; es que Juanito fue uno de los grandes.

Haría falta una enciclopedia entera pormenorizando las cualidades y la obra detallada de Juanito Valderrama. Haría falta un estudio musical y flamenco de su extensísima obra discográfica; de sus casi mil impresiones discográficas, alrededor de cuatrocientas son del mejor flamenco posible.

Se culminó el acto por parte de los organizadores del Diario JAÉN con una copa de atención para con las autoridades asistentes y hacia la familia Valderrama que puso broche de oro a un bonito y cariñoso evento que desde aquí y en lo que a mí concierne, agradezco públicamente; pero toda parva tiene su granza y esta no iba a ser menos. Entre los asistentes al acto se encontraba la señora alcaldesa de Torredelcampo, un responsablede la Diputación de Jaén, me consta que alguna autoridad del Ayuntamiento de la ciudad y de la Junta de Andalucía. No sé de la presencia de nadie que representara a la Cátedra de Flamencología que lleva el nombre de Juanito Valderrama. Tampoco de las Universidades o de los Conservatorios, donde, desde hace algunos años, el flamenco es materia de estudio muy valorada.

A 14 julio de 2016 no hay noticias de los actos que con motivo del Centenario del nacimiento de Juanito Valderrama; se iban a programar. Creo que la ciudad y la provincia de Jaén, pueden haber perdido una ocasión de manifestar su existencia y su importancia en la Andalucía flamenca con la dignidad que la ciudad y sus aficionados, a mi modo de ver, merecen.

Me pregunto si para organizar un Congreso de fin de semana, con una artista invitado, en torno a la figura del Juanito Valderrama más flamenco; un encuentro medianamente digno; donde intervengan tres o cuatro ponentes de primer orden; donde se estudien por ejemplo los treinta y tantos estilos de seguiriyas grabadas por el maestro, las veintimuchas tarantas, las treinta o más soleares o los ciento y pico fandangos (así hasta trescientos noventa y tres registros que quedaron en forma sonora); insisto, me pregunto si para ese acto, las distintas instituciones jienenses no disponen de medios o es una cuestión de voluntad.

Echo a faltar que la Cátedra de flamencología programe a estudio la obra de Juanito Valderrama. Por calidad, por cantidad, por importancia, por extensión de estilos, por singularidad en la persona de su intérprete; existen razones sobradas para que la Cátedra que lleva el nombre del torrecampeño le honre como es debido.

Por fortuna, cada vez son más abundantes los musicólogos que se acercan a los conservatorios a explicar el flamenco. Destacan prestigiosos nombres de eruditos en nuestra música con reconocimiento internacional como Faustino Núñez, Guillermo Castro, Antonio y David Hurtado, Ekhi Ocaña, etcétera. Cada vez es mayor el interés de los jóvenes por conocer esta cultura que hierve exclusivamente en Andalucía. No sea también en esto la ciudad de Jaén, el último de la fila. Es cierto que la crisis nos afecta todos y exige austeridad. Cierto que hay prioridades sustanciales que nadie discute; pero no es necesario realizar estipendios faraónicos para hacer las cosas con dignidad. Mediante una adecuada gestión, se podría conseguir que la industria privada jiennense patrocinara parte de los actos que se programen. Por ejemplo, la industria aceitera. ¿Qué más jaenero que el aceite de oliva y Juanito Valderrama? El trabajo en equipo; esa es la base. Una asociación acertada puede ser un buen aliado en momentos de estrechuras. Todo es querer. Hace falta calidad humana, interés y amor por lo nuestro. El resto es del refranero “Hace más el que quiere que el que puede”.

Por eso este acto organizado Diario JAÉN vale un potosí. Porque una empresa privada, con muchísimos menos medios y obligaciones que cualquier otro organismo oficial, hace aquello que los obligados ni saben, ni quieren, por eso no pueden.