La cámara de fotos que compraron 8 reclutas en la mili y le tocó a Miguel

Una joya de la Exposición, la Capta de 1947

02 nov 2016 / 12:20 H.

Miguel lleva desde que hizo la mili con la cámara “Capta”, una reliquia fabricada en España con mucha voluntad, pocos medios y materiales autóctonos tras el embargo de la Guerra Civil. Fue en 1947 cuando disparó las primeras fotos, en Mataró, adonde estuvo destinado dos años de servicio militar, de los de entonces, y allí juntaron 250 pesetas para comprarla entre ocho reclutas (1,5 euros de ahora, a 20 céntimos por militar) y usarla en esa aventura de conocer mundo para unos muchachos de pueblo que hasta entonces no salían de su casa y de su entorno familiar. Tiene fotos hechas en toda Cataluña con esa “Capta” que ha cedido a la Exposición del 75 Aniversario de Diario JAÉN, desde una Barcelona desconocida en los años 40 al curso de esquí que hizo en el Pirineo leridano. Antes de licenciarse, se sorteó la cámara entre aquellos jovenzuelos de ojos abiertos y oídos despiertos y tuvo la suerte de que le tocase a él; no la ha perdido de vista desde ese año 1949 en el que se licenció y ha sido compañera inseparable de las reuniones familiares de la familia Espejo González, hasta que llegaron las primeras analógicas y luego las digitales y se quedó guardada en su caja de madera con cinto que él mismo fabricó y que contiene como tesoro dentro una antiquísima participación de la Lotería de Navidad. Con esta cámara fabricada en Valencia, rudimentaria y con fotos “duras” en contraposición a la nitidez y el empaque de las que se fabricaron poco después cuando ya España recibía materiales del resto del mundo, realizó sus primeras fotos el hijo de Miguel Espejo Fernández, ahora director de Diario JAÉN y en los años 80 corresponsal del “Diario de Granada” en su pueblo, Tocón. Miguel, a sus 90 años, recuerda con preciso detalle cada instantánea realizada por la cámara y posa con ella en la fotografía que acompaña este texto, una cámara que tiene su baquelita con lente de menisco y obturador central y usaba película de 120 milímetros. Podía disparar de dos formas, en bulbo que permite manualmente controlar la entrada de luz, y en velocidad normal, una auténtica revolución en los años 40 y que ahora solo practican enamorados de lo antiguo, si es que encuentran el carrete en una tienda de antigüedades. “Es una auténtica maravilla la Exposición, una preciosidad”, subraya Miguel Espejo. Y apostilla: “Se nota que está bien pensada y tiene mucho trabajo detrás, os doy la enhorabuena porque vaya cosa bonita. A mí se me han saltado las lágrimas al ver mi cámara de la mili entre todo lo que habéis expuesto, que Dios os dé salud a todos los que trabajáis en el periódico”.