El fenómeno de la “Iglesia ni Cristo”

La poderosa religión dirigida por la estirpe de los Manalo tiene poder en Filipinas

14 may 2016 / 17:00 H.

Son templos prácticamente calcados, milimétricamente iguales. En su fachada, el nombre en tagalo,“Iglesia ni Cristo”, que traducido al español significa Iglesia de Cristo. Es una religión nacida en Filipinas y que cuenta con, aproximadamente, 27 millones de adeptos en todo el mundo. Su fundador fue Félix Manalo (1886-1963). Aunque bautizado en la fe católica, tanteó distintas religiones que no llegaron a satisfacerle. Recibió la “revelación” de fundar la Iglesia de Cristo en el año 1913. Después de recluirse durante tres días en casa de un amigo, se autoproclamó como el único y verdadero mensajero de Jesucristo. Comenzó prácticamente desde la nada y hoy no solo está presente en toda Filipinas, sino que incluso avanza en numerosos países. En España cuenta con templos en ciudades como Madrid, Barcelona e Ibiza.

Defiende que la salvación solo puede venir de la mano de esta iglesia, por lo que no permite a sus adeptos que contraigan matrimonio con personas de otras religiones. No creen en la divinidad de Jesucristo, ni en la Trinidad. No celebran la Navidad, ni en sus iglesias hay imágenes. Los hombres y las mujeres ocupan lugares separados en sus templos y realizan un exhaustivo control de asistencia. La Biblia es su libro sagrado, que toman al pie de la letra. Los adeptos están obligados a abonar el diez por ciento de sus ganancias anuales a la iglesia para contribuir a su sostenimiento e impulsar así su propagación. A pesar de ser considerada una secta por la Iglesia Católica, posee mucho poder en Filipinas. Un dato curioso es que el cargo de máximo dirigente se hereda en la familia Manalo. Así, al fundador, Félix Manalo, fallecido en el año 1963, lo sucedió su hijo, Eraño Manalo, y actualmente ocupa el puesto de liderazgo Eduardo Manalo, nieto del primero. Todo apunta a que el hijo de este último, Ángel Manalo, seguirá los mismos pasos, por lo que la continuidad está garantizada.

Con un importante peso económico —posee una ingente cantidad de propiedades inmobiliarias a todo el mundo, que adquieren a golpe de talonario—, defienden que estas tienen como único fin la propagación de la fe. Su fe.