Atención sanitaria garantizada

“Los vecinos de Jaén tienen una buena salud”. Lo dice Belén A. de Guzmán, la jefa de enfermeras del centro sanitario, ubicado a escasos metros del Ayuntamiento del municipio. No hay hospital, y el más cercano se encuentra en la vecina ciudad de San Antonio, pero este tampoco cuenta con paritorios, por lo que las mujeres embarazadas tienen que trasladarse hasta Cabanatúan para dar a luz. Es lo habitual en pueblos del perfil de Jaén.

Según De Guzmán, la atención básica está garantizada en los 27 barangayes existentes. La plantilla la integran 2 médicos de Familia, un dentista y un inspector sanitario, 8 enfermeras y 2 auxiliares. Subraya que la situación en el municipio no entraña especiales complejidades. La profesional sanitaria pone el acento en las numerosas campañas de información para la educación en hábitos de vida saludable dirigidas a la población. Actualmente tienen en marcha un programa centrado en difundir una alimentación variada. Para De Guzmán presenta especial relevancia la labor que en los centros educativos con los niños. “Debemos apostar por que adquieran buenos hábitos desde pequeños, porque ellos serán los hombres y las mujeres del mañana”, añade. Algunas enfermedades endémicas son la malaria y el dengue, y hay una fuerte campaña de sensibilización de la población para prevenir la transmisión de la rabia, lo que puede comprobarse en los muchos carteles ubicados en el centro de salud dirigidos a los vecinos. La atención sanitaria gratuita está garantizada para los filipinos, pero los pacientes deben asumir el coste de los medicamentos y todo cuanto se utilice en su tratamiento. Se estima que en el archipiélago hay 90.370 médicos, es decir, 1 por cada 833 personas; 480.910 enfermeras y 43.220 odontólogos. Hay cama de hospital por cada 769 habitantes. Uno de los principales problemas a los que se enfrenta la sanidad es que el 70% de los graduados de Enfermería se marcha a trabajar al extranjero.

Según datos del año 2001, existían alrededor de 1.700 hospitales, de los cuales alrededor del 40% son gestionados por el Gobierno filipino y el 60% restante pertenece al sector privado. Las enfermedades cardiovasculares representan más del 25% de todos los fallecimientos y se sitúan a la cabeza de las causas de mortalidad.