Las carretas impregnan de cánticos y color el sendero hacia su Virgen

Sin exceso de sol ni de nubes en el camino, tampoco el frío se unió a uno de los días más especiales de la romería iliturgitana. Por respeto divino, se entiende. La temperatura fue perfecta, en sintonía con el jolgorio que se respiró en las 142 carretas que iniciaron el recorrido desde la calle Alhamar hacia la carretera de la Cadena. Sobre las siete y media de la mañana salió la comitiva e inauguró, cuando la jornada se desperezaba, el sendero de cada una de las diligencias, coloridas todas ellas y provistas en su interior de los secretos gastronómicos de la tierra, con especial degustación de jamones y quesos.

26 abr 2015 / 08:50 H.


Que las temperaturas no excedieran los veinte grados era un guiño de “su” Virgen para los romeros, que cantaron y festejaron durante el camino mientras la recordaban. Las carretas, cada una decorada con un estilo diferente de la anterior, formaron una fila constante entre los árboles de Sierra Morena. La alegría se contagiaba y fue frecuente el “trasvase” de los romeros de una a otra, a los que siempre acogieron con amabilidad y piscolabis para domar el hambre, que apretaba a media mañana.
El entorno presentó su traje de gala con la llegada de la primavera. Los campos de amapolas y lilas recibieron a la comitiva tras su paso por el alto de San Ginés, ya en la parte final del recorrido, y los curiosos, que esperaron en el puente sobre el río Jándula, observaron con admiración la diversidad en las tartanas que encaraban los últimos metros. Faltaban pocos minutos para llegar a las dos de la tarde y arribar al prado como primera parada de la jornada. El ambiente fraternal y de hermandad impregnó todo el recinto de descanso, sin que cesaran los cánticos y la veneración a la Madre de Dios, la Virgen Morenita, cuya imagen era perpetua en cada uno de los adornos con los que los devotos engalanaron sus carretas. Con el olor a romería, que también es el de la comida y la afabilidad, los peregrinos reposaron con alegría en la explanada conocida como Lugar Nuevo.