Tapices de flores para una fiesta singular

El Corpus Christi o Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, antes llamada Corpus Domini, es una fiesta de la Iglesia católica destinada a celebrar la Eucaristía. Su principal finalidad es proclamar y aumentar la fe de los católicos en la presencia real de Jesucristo en el Santísimo Sacramento, dándole públicamente el culto de adoración. La celebración se lleva a cabo el jueves posterior a la solemnidad de la Santísima Trinidad, que a su vez tiene lugar el domingo siguiente a Pentecostés (es decir, el Corpus Christi se celebra 60 días después del Domingo de Resurrección). Durante la fiesta del Corpus las calles de las ciudades y pueblos de Andalucía se engalanan para recibir las procesiones que se organizan en su honor. Las flores, los juncos y las palmas cobran aquí vital importancia, vistiendo el paso de la Eucaristía en calles y balcones, haciendo de las avenidas un auténtico jardín. También son típicos los altares alegóricos que se montan en su camino, auténticas obras de arte en la que los fieles ponen todo su cariño. Y por supuesto uno de los actos principales es la Misa de Corpus, una celebración especial que además llena las iglesias de música.

Algunos municipios aprovechan y hacen de la celebración del Corpus sus fiestas mayores, como es el caso de Granada, que durante una semana celebra la Feria del Corpus, es decir, se unen lo más religioso con lo más festivo (algo muy típico por estas latitudes), una oportunidad única para vivir este delicioso contraste y pasar de lo más divino a lo más humano en pocos minutos. Granada celebró ayer, como es tradicional, la procesión del Corpus Christi, un ceremonial mitad pagano, mitad religioso de gran arraigo popular en la ciudad que tiene lugar durante la semana grande de Feria.

La comitiva, a la que asistió la Corporación Municipal bajo mazas, partió desde la sede Consistorial, donde el personal de protocolo y el jefe superior de policía, con la venia del alcalde de Granada, Francisco Cuenca, entregó el Estandarte Real a la concejal encargada de portarlo, que este año fue la concejal de Movilidad, Protección, Emprendimiento, Turismo y Comercio, Raquel Ruz. El Corpus hace su salida a las calles de la ciudad la custodia del Santísimo —obra de orfebrería de Miguel Moreno, que sustituyó a la barroca anterior— integrada en la procesión del Corpus Christi. Lo hace en un cortejo encabezado por la Tarasca con los gigantes y cabezudos. Según la tradición popular, determinados pueblos de la Vega estaban obligados a entregar a la ciudad carros de bueyes cargados de plantas aromáticas —juncia y estoraque—, para alfombrar el recorrido de la custodia, cubierto por toldos de arpillera a modo de palio. Junto a la Pública y a la custodia, forman parte de la procesión las parroquias, gremios, cofradías, clero, autoridades locales, dignidades eclesiásticas, entidades públicas y privadas.

La celebración de la fiesta del Corpus Christi también se encuentra muy arraigada en Sevilla, siendo uno de los días grandes del año en la ciudad. Tiene lugar 10 días después del domingo de Pentecostés, por lo que coincide en los meses de mayo o junio dependiendo del año. Su origen se remonta a la Edad Media, cuando se producían herejías eucarísticas y para contrarrestar dicho movimiento el Papa Urbano instituyó en 1264 la Fiesta del Cuerpo de Dios, confirmada en el año 1311 por el Papa Clemente V, que además introduce la obligación de pasear la Sagrada Forma en una procesión. En este día, los sevillanos adornan las calles del centro, los balcones y los escaparates de los comercios. Además, se colocan altares por aquellas vías por las que discurrirá la procesión con su Custodia y las calles por donde pasa el Santísimo se llenan de ramas de romero. El Corpus Christi sevillano comienza con una misa celebrada en la Catedral y la procesión inicia su salida por la puerta de San Miguel. Los “Seises”, un grupo de baile que tiene sus orígenes en el siglo XV formado por niños de corta edad, acompañan a la Custodia y bailan vestidos de rojo y cubiertos por sombrero. Las campanas de la Giralda repican con distintos toques durante todo el recorrido de la procesión, compuesta por distintos pasos, custodias, instituciones religiosas, hermandades, civiles y militares. De igual modo, en el domingo siguiente a esta celebración coinciden también en la ciudad el Corpus Chico de Triana y el de la Magdalena, procesiones menores pero de gran relevancia.

Es una celebración que se vive con la misma intensidad en toda Andalucía, como en la provincia de Jaén en la que destacan los municipios de Villadompardo, Marmolejo o Villacarillo, donde sus calles son alfombras de flores.