Ruta por los vinos y las bodegas de la serranía

Al amparo de agrestes montañas y bosques de encina, quejigo y alcornoque, las vides de esta sierra del sur de la provincia de Málaga salpican un majestuoso otero que se derrama sobre el Mediterráneo. La labor del vino, antiquísima por estas tierras, da forma, en la actualidad, a la excelente Ruta del Vino y las Bodegas de la Serranía de Ronda que, localizada a caballo entre los municipios de Ronda, Arriate y Gaucín, se encuentra rodeada de los excepcionales espacios naturales de Grazalema y la Sierra de las Nieves, Reserva de la Biosfera, así como Los Alcornocales.

Influenciada por la proximidad del Mediterráneo y del Atlántico, la Serranía de Ronda presenta una gran diversidad de microclima que, junto con su diversidad geológica, le otorga a sus vinos buena parte de su singularidad. La producción vinícola de la ruta se integra en la denominación de origen denominada “Málaga. Sierras de Málaga”.

Son sus vinos como Ronda, monumentales, pacientes, tranquilos, tanto en el caso de los blancos como en el de los tintos. En general, son afrutados en la nariz, cuyos aromas se atenúan en los envejecidos, que ganan en complejidad y adquieren aromas propios de la crianza. En la boca son vinos con volumen, con buena persistencia y más untuosos y concentrados en los que están sometidos a envejecimiento.

Los vinos blancos presentan un color amarillo pajizo con reflejos verdosos, que es más dorado en los vinos con crianza. Los tintos van de un rojo violeta a uno rubí o rojo teja en los casos de los que han tenido una larga crianza. Por último, los rosados presentan una gama de colores rosados que llegan hasta el rojizo.

Todas aquellas personas que se deciden a hacer esta ruta pueden disfrutar de la experiencia de pasear entre viñedos, en compañía de sus enólogos, disfrutar de cursos de cata avanzada o de iniciación, catas armonizadas con gastronomía local, relajantes tratamientos de vinoterapia, o paladear conciertos de música en las propias bodegas, a la luz de la luna y en compañía de un buen vino de Ronda. Un amplio abanico de posibilidades en torno a estos cuidados “caldos”.

La Ruta de las Bodegas y Vinos de la Serranía de Ronda engloba, según la web oficial de turismo de Andalucía, 16 establecimientos visitables. Junto a ellos, los visitantes y amantes de la enología pueden visitar el Centro de Interpretación del Vino y, en breve, podrán hacerlo en el Integral del Vino. Un espacio, este último, que se encuentra concebido para la formación, la interpretación y para el visitante. Unas instalaciones que han posibilitado la recuperación de los antiguos depósitos de suministro de agua a la ciudad del pasado siglo XIX.

Asimismo, los que tengan como una opción para estos meses estivales participar de la Ruta del Vino y las Bodegas de la Serranía de Ronda cuentan con todo tipo de servicios turísticos a través de un importante elenco de empresas y establecimientos asociados; desde alojamientos con encanto, tanto en la ciudad como en el campo, que harán a los visitantes sentir como en casa, a restaurantes, enotecas, bares de vinos y tapas, donde poder tener verdaderas experiencias gastronómicas; comercios especializados; agencias de viajes; guías turísticos, o extraordinarios servicios de vinoterapia, contemplando las mas espectaculares puestas de sol en la cornisa del universalmente conocido Tajo de Ronda.

Además, en la milenaria ciudad malagueña se unen y enlazan los hilos que conforman el tejido multicolor de uno de los núcleos urbanos más interesantes de toda Andalucía. El paisaje, el urbanismo, la historia, la leyenda romántica de los bandoleros de sonado nombre, el espacio donde nacen y se hacen toreros y artistas que serán siempre, hacen de Ronda una ciudad única.

La impresionada crónica de autores literarios que se sintieron cautivados por esta ciudad puede rastrearse desde los más antiguos textos hasta la actualidad. Entre ellos, se encuentra Plinio, el rey poeta de Sevilla al-Motámid, al-Idrisi, Ibn al-Jatib, Vicente Espinel, Rilke, Juan Ramón Jiménez y Juan Goytisolo. Y esos son solo algunos nombres de la larga lista de autores que han dejado escritas páginas elocuentes de Ronda, donde, a decir de sus naturales, llueve hacia arriba y los pájaros vuelan a los pies de los que se asoman al río Tajo.

La ciudad invita a un recorrido ajeno a la prisa, que permita apreciar con detalle los rasgos de la antigua medina árabe, en la orilla sur del río Guadalevín, que aún conserva parte de sus murallas, cruzar el Puente Nuevo y pasear por la Alameda del Tajo, deteniéndose en los rincones y en las obras monumentales que abren sus puertas al visitante. Sin olvidar reponer fuerzas en alguno de los restaurantes que ofertan una buena selección de platos de la gastronomía de la Serranía.

El núcleo urbano se divide en tres zonas que se encuentran perfectamente diferenciadas entre sí. Por una parte, está la ciudad o antigua medina árabe que, desde el punto de vista histórico, es la más importante. Luego está el barrio de San Francisco, desde el que se observa la Puerta de Almocábar y la muralla árabe que rodeaba Ronda y que llega hasta el puente en cuyo pie destacan los baños árabes, unos de los mejores conservados de España, y el del Mercadillo, que se encuentra al otro lado del río Guadalevín, donde está el Parador de Turismo, construido sobre lo que antes fue el Ayuntamiento y el mercado de Abastos, o, entre otros monumentos, la plaza de toros de Ronda. Propiedad de la Real Maestranza, se trata de uno de los cosos taurinos más antiguas y de ruedo más grande del mundo.