CÓRDOBA. El mundo se rinde a Medina Azahara

Al pie del llamado monte de la Desposada se encuentran las ruinas del Conjunto Arqueológico de Medina Azahara en Córdoba, declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad en 2018. Su construcción, iniciada en el año 936, se debe al primer califa de Al-Andalus, Abderramán III, en honor a su favorita Al Zahra. En el año 1010 fue saqueada e incendiada durante la guerra civil que desmembró al califato en los reinos de taifas. Se pueden visitar algunos salones y comprobar la suntuosidad y el lujo con el que se construyó esta mítica ciudad. La muralla, la Casa de los Visires, los restos de la Mezquita Aljama y los jardines se abren hoy al visitante en un itinerario que transporta hasta lo que un día fue el monumento islámico más bello de Al-Andalus.

El Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco dio el beneplácito a la candidatura a la que optaba el conjunto arqueológico entre un listado de 29 propuestas de todo el mundo. Con este reconocimiento, Córdoba se convierte en la única ciudad del mundo con cuatro declaraciones de protección por parte de la Unesco: la Mezquita-Catedral el Casco Histórico, la Fiesta de los Patios y la ciudad califal. Este reconocimiento llegó tras casi diez años de trabajo. Los dos criterios valorados fueron que, siendo Medina Azahara “una ciudad nueva planeada y construida como un estado, atestigua de manera excepcional a los omeyas como civilización cultural y arquitectónica, y de manera más general, el desarrollo de la civilización islámica occidental de Al-Andalus”. Por ello, la consideraron “un ejemplo sobresaliente de combinación de planificación urbana, enfoques arquitectónicos y paisajísticos”, así como de “la tecnología, la arquitectura, la decoración y la adaptación del paisaje, que ilustra el período significativo del siglo X, cuando el califato omeya de Córdoba fue proclamado en el Occidente islámico”. En este sentido, se llegó a comparar con Al Qal’a de Beni Hammad, en Argelia —patrimonio mundial en 1980—, si bien “Medina Azahara sigue siendo una excepción, reforzada por su autenticidad e integridad”. De hecho, como la única capital califal fundada por la dinastía omeya, Icomos señaló que Medina Azahara se distingue como ciudad que proporciona testimonio de la cultura y el conocimiento de la civilización islámica que vino a Europa”.