"Esto me ha fastidiado la vida"

El 27 de julio de 2015 representa un antes y un después para María Dolores Pérez. Esa tarde cruzaba por un paso de peatones de la Avenida de Iberoamérica camino de un conocido supermercado cuando fue atropellada por un todoterreno con remolque. Lo que parecía un accidente aparatoso, pero sin aparente gravedad, todavía repercute en la existencia de la mujer más de dos meses después. Según el relato de la afectada, a causa del impacto, salió despedida tres metros. Despues, pasó por el centro de alta resolución y las Urgencias de Alcalá, para ser derivada a un hospital de Granada, donde recibió el alta esa misma madrugada.

02 oct 2015 / 09:57 H.


Pérez explica que aunque tenía moratones y estaba dolorida, con un golpe en el hombro izquierdo y molestias en la pierna derecha que le impedían andar con normalidad, en las primeras pruebas no salió nada extraño. Sin embargo, ya en agosto notó, alarmada, cómo el brazo izquierdo se le hinchaba. Tras exploraciones, le fueron detectadas una fisura, fracturas en el cúbito y el escafoides —en la muñeca— y lesiones en el pulgar. Ha tenido que llevar, hasta hace poco, una escayola en toda la extremidad afectada por el percance.


Como consecuencia del golpe —remarca— siente dolores continuos en el brazo y le cuesta mover los dedos. “Tengo la mano tiesa. Esto me ha fastidiado la vida, porque llevo dos meses de baja. Cobro solo trescientos euros al mes y en mi casa no estamos sobrados”, explica. En esta línea, lamenta los ingresos que pierde por la imposibilidad de ejercer su trabajo de cuidadora de personas mayores y los gastos que le supone el continuo peregrinaje a las consultas médicas. Hoy mismo tiene previsto pasar por un tribunal de Jaén. Por delante, María Dolores Pérez tiene un tiempo de complicada rehabilitación, sin garantías de que recupere la normalidad. Igualmente, se queja de las “secuelas psicológicas”, pues queda sobrecogida cada vez que tiene que atravesar un paso de peatones. Al menos espera que las aseguradoras la compensen por todos los perjuicios que arrastra desde el pasado mes de julio.


En cuanto al conductor que iba al volante del vehículo, reconoce que el hombre se interesó por ella y le pidió disculpas. Sin embargo, asegura que el hombre intentó justificarse. “Yo iba por mi sitio”, precisa la mujer, quien admite que cuando ocurrió todo hablaba por el móvil. No cree que, por la hora, el sol deslumbrara al automovilista ni que el hecho de que llevara ropa oscura o hubiera unos contenedores cerca influyera. Al respecto asegura que otros conductores alertaron al hombre con el claxon. En su opinión, se trató, probablemente, de un despiste. “Le dije que soy la víctima no la culpable”, manifiesta esta vecina del barrio de Iberoamérica, quien destaca la gran visibilidad que existe en el punto donde se produjo el atropello.
La viandante aprovecha para solicitar a las autoridades que mejoren la seguridad vial de la avenida en la que sucedieron los hechos. María Dolores Pérez reclama al alcalde, Carlos Hinojosa, que coloque un semáforo en el lugar, ya que la zona es muy frecuentada tanto por peatones como por vehículos. Asimismo, plantea que se repinten las líneas viales, dado que algunos pasos de peatones se ven poco. Por otro lado, aboga por colocar los contenedores en un área para que no interfieran en el tránsito rodado y a pie.