Veintiocho jiennenses están junto a Franco en el Valle de los Caídos

El Gobierno identifica cadáveres trasladados desde fosas de Jaén y Arjona

18 may 2017 / 14:15 H.

En cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica, de 27 de diciembre de 2007, muchos de los muertos que había enterrados en fosas comunes en España tienen nombres y apellidos. La filiación de estos caídos durante la Guerra Civil, o en los años de la represión franquista, es público, es un modo de resarcir el daño causado a los suyos. El Ministerio de Justicia, de hecho, en su página web, pone a disposición de cualquiera que esté interesado un buscador de tumbas, bastante fácil de utilizar, aunque se “cuelga” un poco. Gracias a esta herramienta, hay constancia de cuántos jiennenses reposan junto al dictador Francisco Franco en el Valle de los Caídos; oficialmente son 28 y llegaron en dos tandas, como queda claro en la web institucional.

Al mausoleo de San Lorenzo de El Escorial, en la Comunidad de Madrid, fueron conducidos, el 24 de marzo de 1959, los huesos de un grupo de 27 hombres que, en un primer momento, habían recibido sepultura en una de las fosas comunes de la capital. Fue casi recién concluido este conjunto arquitectónico, levantado, entre 1940 y 1958, por presos republicanos, una enorme cuadrilla que trabajaba en unas condiciones próximas a la esclavitud.

El 3 de octubre de 1965, según el registro oficial de Justicia, se consumó el traslado de otros restos mortales, esta vez de un solo varón, que procede de un enterramiento colectivo en Arjona que no está exhumado por completo. ¿Pero son los únicos jiennenses que hay en las cripta del Valle de los Caídos? Daniel Campos, secretario de Memoria Histórica del PSOE, parlamentario andaluz y también investigador histórico, cree que muchísimos más, cientos probablemente. “Había tres formas de llegar allí: bien por voluntad de la familia del fallecido, en el caso de los combatientes del bando nacional, por ejemplo; por ser un represaliado, cuyo cadáver era trasladado forzosamente y, también, por el ‘expolio’ de fosas comunes, en ocasiones, de los dos bandos”, argumenta. “Es curioso, por llamarlo de alguna forma, lo que ocurre allí”, reflexiona.

Y es que, como relata, las investigaciones apuntan a que, una vez concluida la obra de la enorme tumba, las autoridades de la época esperaban que, por iniciativa de su seres queridos, se enterraran allí a unas 40.000 víctimas del bando franquista, “caídos en la cruzada”. “Esto no ocurrió y se dieron situaciones como la del llamado cementerio civil de Linares, donde había tumbas de personas que se habían suicidado, que se quedaron vacías. Los huesos se enviaron a Madrid”, precisa. El presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Jaén, Miguel Ángel Valdivia, desvela otra fórmula para entender la llegada de muertos de la guerra y la posguerra, desde todos los rincones de España, por supuesto de la provincia, al fastuoso conjunto funerario. “Cuando comenzó a crecer el casco urbano de Jaén, en la mitad del siglo pasado, como ocurrió en otros municipios, surgieron fosas comunes. A algunas de las esposas de los allí enterrados, en su mayoría, hombres vinculados a la izquierda, el régimen les brindó la posibilidad de cobrar la pensión de viudedad, y orfandad para los hijos, con la condición de que el cadáver fuera enviado al Valle de los Caídos”, explica. “Eran tiempos muy complicados y muchas de ellas se vieron obligadas a aceptar”, insiste.

El Congreso de los Diputados, con la abstención del PP y un solo voto en contra, por error, aprobó la exhumación de los restos de Franco del mausoleo, pero, ¿que ocurre con el resto de víctimas? Es complicado su traslado. La Justicia dio la razón a unos vecinos de Calatayud que querían recuperar los restos de sus familiares, para que no estuvieran junto a Franco. Pero, en la práctica, es algo complicado, al no estar la mayoría de cadáveres individualizados y por el deterioro derivado del propio paso del tiempo y la humedad.

El presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica deja claro que, en cualquier caso, si alguien les pide ayuda para hacerlo, emplearán todos los mecanismos que sean precisos para que reciba “digna sepultura” cualquier jiennense que, en contra de la voluntad de los suyos, comparta lugar de descanso eterno con el dictador. Por cierto, con el paso de los años, algunos historiadores apuntan a la posibilidad de que el propio Franco tampoco tuviera especial voluntad de ser enterrado en el mausoleo. Su idea sobre la obra que, sí proyecto, evolucionó de un “monumento a la victoria” hacia otro dedicado a la “reconciliación”.

Lugar para la reflexión, al estilo alemán

La idea que tiene el PSOE para el Valle de los Caídos es su transformación en un espacio para la memoria, la reflexión y el análisis histórico, lejos de la imagen de mausoleo de un dictador que tiene asociada actualmente. No en vano, aún se celebran actos de homenaje a Franco cada aniversario de su muerte.

Huesos de 33.823 españoles en la cripta

Oficialmente, la cifra de fallecidos enterrados en la fosa común del conjunto funerario, es de 33.823, según uno de los últimos datos aportados por el Gobierno. Es decir, se supone que hay restos mortales distintos de este número de españoles, aunque es probable que haya más huesos todavía.

Propiedad de Patrimonio Nacional

El mausoleo del dictador gallego aparece en la lista de bienes incluidas en el catálogo de Patrimonio Nacional, su denominación oficial es Abadía Benedictina de la Santa Cruz del Valle de los Caídos. En la página web de la institución estatal se pueden comprar entradas y consultar información sobre este sitio.

Recibe visitas desde 1959

El Valle de los Caídos se abrió al público, por primera vez, el 1 de abril de 1959, en un acto presidido por Francisco Franco, organizado en el veinte aniversario del final de la Guerra Civil. Desde entonces recibe visitantes y la cantidad de curiosos que recorre este conjunto ronda el medio millón de personas.