Una muestra que sorprende con lo que se tiene más a la mano

Una “invasión” de escolares, jubilados y un no parar de actividades en una jornada destinada ya al público

16 mar 2019 / 11:01 H.

Un baezano y un ubetense, hermanos por ser sus respectivas ciudades Patrimonio y la Humanidad y picados, sanamente, en muchas cuestiones, como la monumentalidad de sus renacentistas villas o, sin ir más lejos, la autoría de los ochíos, los panes con pimentón típicos de sus respectivas gastronomías, pasean por el recinto de la VI Feria de los Pueblos cuando descubren el expositor de una panadería que exhibe decenas de bolsas de estos productos naranjas. Los dos se apresuran a ver su procedencia y descubren, ojipláticos, que están elaborados en Torreperogil. “Vaya, ni de tu pueblo ni del mío”, exclaman y escuchan a la orgullosa panadera que remata, “los nuestros son los más ricos”. La artesana del pan, para terminar de haberles dejado tocado el orgullo de la patria chica, bien podía haberles citado al filósofo Cayo Cornelio Tácito cuando dijo “los que luchan por separado, son derrotados juntos”, en la reivindicación del ochío como propio, se entiende.

Y es que la Feria de los Pueblos mantiene, aún en su sexta edición, la capacidad de sorprender. Es una ocasión para que los jiennenses de Cabra le cuenten a los de Santiago-Pontones que son devotos del Cristo de Burgos, con lo lejos que les queda la capital castellanoleonesa, o que invita a hacer yoga-aeróbic con unas valdepeñeras que se hacen llamar Las Fulleras, seguidoras de esta disciplina física y mental de la India, en plena Sierra Sur de Jaén.

Es un lugar único para saber que con la raíz del traidor, una planta de nombre más que sospechoso, la familia Carrasco, de Ibros, elabora unas cremas que, como sostienen ayudan a curar la piel, casi tenga la enfermedad que tenga. El hecho de que hayan creado una veintena de empleos gracias a la medicina natural y la garantía de contar con el sello Degusta Jaén, que concede la Diputación, les da la razón. En esta “feria de las vanidades” de los jiennenses, un pueblo que, a fuerza de sufrir desigualdades con respecto a otros territorios, a veces, se siente apocado, se puede conocer, también, lo que da de sí un yacimiento abandonado. Pedro Moya y Alejandro Vico, de la Asociación Cultural Minero Carolinense, son los encargados de darlo a conocer en su expositor, lleno de cascos con linterna frontal incorporada, imprescindible para el trabajo de picador, que el curioso se puede probar. Eran un protección indispensable para la extracción del plomo en Sierra Morena, una actividad que cesó en los 80 del siglo pasado. “Ofrecemos la posibilidad de participar la visita a una recreación de una mina y, además, somos escritores y poetas”, explica Vico que entrega un ejemplar de la revista El Sinapismo, llamada así en recuerdo de uno de los pozos.

“No hay que ser delicado, lo que te den, los pruebas”, dice Manuela, una vecina de Iznatoraf que, previo pago de un billete de dos euros de autobús, disfruta de una excursión desde el municipio de Las Villas a la capital. La acompañan Juana, Francisca, Catalina y otras setenta paisanas. Muchas de ellas forman parte de la Asociación de Mujeres Nueva Luz y son encajeras del colectivo “Solano”. “Se llama así por un paseo que tenemos, que es una maravilla. Hay que ir a Iznatoraf, que es una preciosidad”, aprovechan para afirmar en la cola, mientras esperan su turno para probar un guiso en la zona gastronómica. Un concejal, que les acompaña, se pone más ancho que largo al comprobar que sus vecinas promocionan los encantos torafeños con profusión y de forma muy convincente. Este grupo fue uno de los que llenó el recinto ferial. Ante que ellas llegaron 300 escolares, de 4º de Educación Secundaria Obligatoria, que promocionaron sus municipios con unos vídeos elaborados por ellos. El presidente de la Diputación de Jaén, Francisco Reyes, estuvo entre el público de estos estrenos dedicados a Ibros, Huesa, Torrreperogil, Cazorla, Pozo Alcón y Beas de Segura. Los chavales no paraban de corear su procedencia y el nombre de sus centros educativos. Por edad, se privaron de probar la renacida Alcázar, la cerveza de la provincia, lanzada de nuevo al mercado por Heineken y que servían, a cuatro manos, en la barra que Casa Herminia tiene dentro del ferial. “Hay más marcas disponibles, pero prácticamente, solo ponemos de la de aquí”, aclaraba el camarero. Todo, en resumen, muy “made in Jaén”.