Una fiesta que presume de su propia identidad

Los jiennenses disfrutan de un fin de semana marcado por el buen ambiente que se crea en la capital por la celebración de la Feria de la Virgen de la Capilla, una fiesta única
en la ciudad

11 jun 2018 / 08:02 H.

No hay otra como la Feria Chica de Jaén. El alma de esta fiesta es única, la luz que desprenden las calles de la capital durante la celebración de la fiesta en honor de la Virgen de la Capilla, patrona y alcaldesa de la ciudad, irradia matices de alegría, hermandad y, como no, el arte y el “salero” de los jiennenses. El fin de semana estuvo repleto de emociones y de terrazas abarrotadas hasta altas horas de la noche. No hubo un solo local del centro que no viese aumentada su clientela en casi el doble, pues los jiennenses viven estos días, junto con los suyos, en las calles.

Una vez más, el tiempo acompañó. Una muestra más de que ni siquiera el sol se quiso perder una fiesta como la Feria Chica de Jaén. Los volantes de lunares se volvieron a asomar por San Ildefonso e, incluso, algún que otro pequeño se apuntó a vestirse de corto para la ocasión. La Feria de la Virgen de la Capilla es una ocasión muy especial para vivir con la familia, y los vecinos de la capital lo saben de sobra, pues muchos bares tuvieron que unir mesas y mesas para poder dar asiento a los grandes grupos de parientes que acudían a su terraza.

Así, entre risas y alguna que otra cerveza, Encarni Martínez, de Jaén, confesó que en la Feria Chica se lo pasa “de lujo”, ya que le encanta el ambiente y el salir a mediodía a tapear. Además, este año estrena traje de gitana, una falda con volantes para ser precisos, lo que hace que le haga, incluso, un poco más de ilusión. Sobre la gastronomía Martínez tiene algo muy claro: “Donde se pongan unas buenas migas y una buena morcilla, que se quite el bocadillo de jamón”. Entre las risas de sus amigas, Noelia Gallego apuntó que en esta fiesta “hay siempre muchísima gente que se echa a las calles”, un número de personas que no pretenden reducir, pues comentó que seguirían en San Ildefonso “hasta que el cuerpo aguante”.

El ánimo de la gente y el ambiente parecía mejorar a cada momento. Cuanto más alto estaba el sol, más jiennenses se decidieron a salir por la capital. Las calles de San Ildefonso fueron el punto principal al que se dirigieron, pero no fue el único. El centro de la ciudad se llenó no solo vecinos de Jaén, sino también de personas de otros municipios y algunos turistas que, posiblemente, se quedasen sin batería en la cámara antes de que terminase la tarde.

Ventajas. Durante estos días, tener una taberna o cafetería en el barrio de San Ildefonso es enfrentarse a una marabunta de gente durante todo el día. Por ello, todos los locales de la zona tienen que optar por aumentar su plantilla, que, en el caso del Cuatro Esquina, tuvo que triplicarse por ser uno de los bares con más afluencia de clientes de todo el barrio. La música flamenca que sale de sus puertas, la flores rojas que adornan los peinados de sus camareras y, por supuesto, sus famosas migas son el principal reclamo en el que, inevitablemente, se fijan los jiennenses cuando bajan por la calle Teodoro Calvache. “Como todos los años esto está muy bien. Son las fiestas del barrio y siempre tienen mucho público”, apuntó Manuel Valderas, gerente del establecimiento. De su carta, Valderas puede presumir de muchas tapas con la personalidad de su “casa”, pero de ellos destaca, como no, las migas, el arroz y, evidentemente, el buen jamón serrano. “Tenemos mucho ambiente durante todo el día y es estupendo porque le damos el toque propio de la feria”, explicó el gerente, quien declaró que lo hacen todo “con mucho cariño” y que ponen “todos los medios” para que salga todo muy bien y rápido.

Definitivamente, el gusto por la gastronomía es “cosa de jiennenses”. Por ello, Pedro Ramírez, de Jaén, dijo: “Los bares de aquí están siempre saturados, porque todos nos concentramos en el mismo sitio, pero es muy agradable, porque te ves con mucha gente de fuera en esta feria”. Además, expuso que una de las cosas que más le llaman la atención es que sea una feria “reducida”, donde la gente no está totalmente concentrada en el ferial, que es “más de barrio”. Sin embargo, también hay otros jiennenses que no están del todo contentos con el resultado de esta fiesta. Tal es el caso de María Cruz, quien argumentó que, aunque le guste la Feria Chica y vaya todos los años, no quedó satisfecha con el desfile de Cabezudos. “Creo que fueron muy feos y los niños se han defraudado mucho”, comentó.

A pesar de todo, las Fiestas en honor de la Virgen la Capilla seguirán presentes en la tradición jiennense, haciendo que, cada año, los más pequeños se enamoren de las costumbres de su tierra. Así lo confirmó Pedro Ortega, párroco de la iglesia de San Ildefonso: “El número de personas que vino disfrutó mucho y se nota que hay un cariño muy especial a nuestra Virgen de la Capilla”.