Un vecino de Begíjar se entrega tras horas de atrincheramiento

Esteban N. M. agrede a su mujer y su hermano y luego dispara desde casa

25 jul 2016 / 13:00 H.

Espera angustiosa. Begíjar tardará en olvidar las fiestas de Santiago de 2016. Un vecino de cincuenta años, Esteban N. M., “Marihuano”, dio al traste con la feria de día después de protagonizar, durante siete horas, un episodio inusitado. Se atrincheró en su domicilio de la calle Pérez Galdós después de agredir a su esposa —de origen ubetense— y su propio hermano, al que la mujer pidió ayuda. Los hijos del matrimonio, dos adolescentes, salieron ilesos. “Fuera de sí” el begijense realizó ocho disparos; uno de ellos, según fuentes vecinales, impactó en un coche de la Policía Local.

Una vez detenido tras entregarse, en torno a las cinco y cuarto de la tarde cuando, acompañado de personal sanitario, partió en una ambulancia con destino a la unidad de Psiquiatría del Hospital San Juan de la Cruz de Úbeda. Allí permanece a la espera de lo que determine el Juzgado de Baeza, encargado de la instrucción de la causa. En el dispositivo para desactivar la peligrosa situación movilizó, de acuerdo con los datos de la Comandancia de Jaén, a medio centenar de agentes de varias unidades.

Después de que estos se marcharan, “muy alterado” se atrincheró en la cámara de la planta superior, desde donde “mantuvo a raya” a quienes intentaban acercarse, con disparos intimidatorios. La situación era especialmente complicada porque el inmueble en cuestión es bastante amplio —incluso con una especie de terraza por un lado— y da a dos vías urbanas. Con rapidez, los agentes de la Guardia Civil desalojaron a los residentes en las casas más próximas e instaron a la población de la zona a que no saliera hasta que se solventara el acuciante problema de orden público. La sorpresa era mayúscula. De hecho, begijenses destacan que el hombre acudió a las fiestas, concretamente al baile del sábado por la noche. Quienes lo conocían indican que no solía relacionarse demasiado con los demás y que le gustaban mucho las armas, hasta el extremo de alardear sobre su uso. Sin embargo, nadie espera una conducta así. Los habitantes del municipio señalan que Esteban N. M. vivía del campo y que solía emplear a otras personas en la campaña de la aceituna. El mismo viernes estuvo con su hermano en una finca de olivar. Desde la Benemérita se confirma que tenía retirado el permiso de armas desde el año 2015. Hasta ayer no constaban a Marihuano antecedentes por violencia machista.

Con el paso de las horas, a medida que el calor de la canícula se intensificaba, el varón atrincherado se apaciguó. Esta circunstancia dio pie a que el equipo de negociadores del Instituto Armado consiguiera que se aproximara a la puerta y, por último, depusiera su actitud. De este modo se evitó la opción de entrar a las bravas, habría sido peor.

Los vecinos subrayan que, de haberse producido dos horas antes —a las ocho en lugar de a las diez—, el incidente habría resultado más grave, pues hasta ese momento la zona, próxima al recinto de la celebración, permanecía muy concurrida por la presencia, principalmente, de jóvenes.

El alcalde, Andrés Gárate, estuvo en todo momento en la zona y colaboró con los miembros del dispositivo. Gárate, en declaraciones a Diario JAÉN, mostró su alivio y el de sus convecinos porque no haya que lamentar desgracias. Explica que, según la familia, el hombre llevaba días “raro” y hablaba con “incoherencias”.

Despliegue exhaustivo para evitar desgracias
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El dispositivo desplegado para gestionar la ruptura de la tranquilidad no había sido visto antes en Begíjar. En un primer momento se personaron en la zona de la calle Pérez Galdós agentes de la Policía Local y luego la Guardia Civil. Sin embargo, al comprobarse el calado del desafío acudieron miembros de la Unidad de Operaciones Especiales, llegados con celeridad desde Madrid, y mediadores.

Cuando se resolvió el conflicto también pudieron verse sanitarios, que acompañaron a Esteban N. M. en una ambulancia hasta el hospital de Úbeda. Los vecinos begijenses se mostraron sorprendidos por la sucesión de coches en los que aparecieron los agentes de élite, algunos apostados en los tejados de viviendas próximas a la del varón atrincherado. Los componentes de las Fuerzas de Seguridad se colocaron chalecos antibalas y capuchas. Además, con el paso de las horas se amplió, de manera significativa, el perímetro vetado a los viandantes, que prácticamente comprendió el espacio comprendido entre el mercado, el campo de fúbol y el tanatorio. La idea —como se consiguió— era evitar desgracias.

“Esto no es propio de alguien que esté normal”
Manuel Fernández Reca |
Vecino del barrio
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Manuel Fernández es una persona muy conocida en Begíjar. Como vecino del barrio, expone su testimonio. Asegura que, en torno a las diez y media de la mañana, se sobresaltó por la presencia de numerosos agentes y al escuchar tres o cuatro disparos. “Me he asomado y he visto lo sucedido. Ha empezado a gritar y a decir cosas que evidenciaban que no estaba bien de la cabeza, posiblemente por un brote psicótico”, destaca el residente en la zona. De hecho, Fernández no considera “conflictivo” a su vecino, aunque sí “un poco raro”. Por otro, destaca que la mujer presentaba lesiones leves, principalmente en la cara. Se muestra aliviado de que ella y los dos hijos consiguieran escapar. En relación con su desalojo, explica: “No me han dejado pasar, así que aquí estoy aquí [en el parque] aguantando”. Por otro lado, remarca lo excepcional del suceso, inédito en Begíjar. A su juicio, aunque la motivación no está clara, pesa de manera considerable la circunstancia de que el autor de la agresión y los disparos estuviera en tratamiento psiquiátrico. Tras el desenlace, se siente aliviado de que, por suerte, no haya que lamentar peores consecuencias.

“Disparó ocho veces con una escopeta de caza”
Luis Ortega Carmona |
Teniente coronel de la Guardia Civil
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El teniente coronel Luis Ortega, máximo responsable de la Comandancia de Jaén, vivió “a pie de obra” la evolución de las gestiones para lograr un desenlace satisfactorio. El mando explica que primero se alertó sobre un caso de violencia en el hogar, en el que un señor había agredido a su esposa y dos hijos. Precisa que, ante todo, la prioridad era evitar el daño para las personas.

Ortega manifiesta que, de acuerdo con el testimonio de la propia familia, se temía que el hombre atrincherado tuviera explosivos —algo que, al final, no fue así—. Además corrobora que poseía tres armas de fuego, una de ellas una escopeta con la que efectuó ocho disparos, la mitad intimidatorios hacia afuera y la otra en la casa, contra un armario. Igualmente llegó a temerse que hubiera algún rehén, extremo luego descartado. Después de desalojar los domicilios más próximos, se adoptó una estrategia consistente en negociar con el protagonista del incidente. Finalmente se logró que se acercara al umbral y se entregara. “Por su médico sabíamos que tenía un brote psicótico y que era bastante agresivo”, señala el responsable.

Todo un pueblo “revolucionado” a la espera de un desenlace
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Decenas de vecinos de Begíjar salieron a la calles para presenciar en directo la evolución del incidente. La amplitud del cordón de seguridad establecido por la Guardia Civil hizo que los begijenses esperaran en la plaza próxima al mercado y al instituto y en otras bocacalles relativamente cercanas al lugar de los hechos. Las altas temperaturas no disuadieron a los curiosos, que analizaban las distintas opciones existentes para resolver el caso. Al final, hubo alivio.