Quema de mantones y pequeños hurtos de aceituna en los olivares

No tiene pinta de una cuadrilla “pirata”. Más bien, parece obra de un par de personas con sacos que se camuflan en la oscuridad de la noche para coger toda la aceituna que pueden con unos medios muy precarios para, después, colocársela a alguna fábrica que se la coja sin la documentación que debe llevar. En cambio, existen agricultores que afirman que ya les han tocado algunos de sus árboles para llevarse el fruto de todo un año de trabajo.

Juan —el nombre es ficticio— se quejaba de ser víctima de uno de estos hurtos en la asamblea de la Cooperativa San Juan, que se celebró durante la noche del lunes: “A mí ya me han tocado. No se llevan los olivos a fondo, sino que florean los árboles y trincan lo que pueden en poco tiempo. Van a lo sencillo, por lo que lo tienen que hacer durante la noche y en poco tiempo. A mí me han floreado cuatro olivos”. Además, continúa: “Te los encuentras y lo único que puedes hacer es llamar a la Guardia Civil, pero da mucha rabia, leche. Por un lado, no los quieren pillar, pero, por el otro, muchas noches coges el coche y te das una vuelta por los olivos a ver si ves algo”.

Algunos amigos de lo ajeno ya “trabajan” en pequeños hurtos de aceituna en la capital. Depende de lo que se lleven, pero dejar pelado un árbol puede conllevar una pérdida de alrededor de 35 euros para el agricultor. Por eso, ver que en una noche se han llevado el fruto de cuatro o cinco olivos resulta bastante doloroso para una persona que lleva un año pendiente de su cosecha. Hasta el momento, han trascendido algunos robos en la carretera que une Jaén con las Infantas por Villar de Cuevas, en La Fuente de la Peña, en los olivares de la salida de Jaén hacia Fuerte del Rey y en algunas parcelas del paraje de Fuente de la Peña. No son grandes cantidades. De hecho, algunos ni se denuncian. Más bien, consiste en varear cinco o seis olivos y echar a correr, tal y como describen los propios agricultores. No obstante, para el olivarero no solo supone una pérdida económica, sino que se interpreta como un atentado contra su patrimonio y hasta como una especie de burla a su trabajo. De ahí que muchos mantienen los ojos bien abiertos para ver si pillan a alguien con las “manos en la masa”. “En ocasiones, quieres cogerlo, pero piensas que hasta puede ser peor porque no sabes cómo reaccionarías”, dice otro agricultor que ha sufrido un hurto.

También se han producido actos que parecen vandalismo. Una cuadrilla de jornaleros recogía aceituna el sábado en una finca de la entrada a la capital por la Carretera de Fuerte del Rey. Terminaron la jornada, recogieron y se dejaron los mantones para seguir al día siguiente. En cambio, cuando llegaron, este domingo, alguien había quemado todos los mantones. Prendió fuego de un lado a otro, simplemente, como diversión. No hizo nada más.