Noches de fuego, parchís y mucho frío

Santiago Pontones alcanza 10 grados bajo cero en los primeros días de invierno

14 ene 2019 / 11:24 H.

Poco más de tres mil almas habitan en un municipio escondido entre grandes árboles que conforman una sierra sin igual, Santiago Pontones. A esos pocos de miles hay que restarles otros tantos para dar con la cifra del total de corazones que laten durante todo el año en este municipio de la Sierra de Segura. Son unos cuantos valientes que no le temen a un termómetro que no deja de bajar durante los meses de invierno y que, desde hace una semana, se ha instalado como el principal protagonista de las conversaciones de los pontoneros. Por ahora, han llegado a los diez grados bajo cero por las noches, pero se han librado de la nieve, eso sí, no hay quien los libere de amaneceres donde el agua de sus fuentes se transforma en hielo durante horas.

Son jiennenses a los que la famosa frase de “se acerca el invierno”, no les suena a Juego de Tronos, sino a preparar buena leña y llenar la despensa con chacina de la que calienta el cuerpo en esos días en los que hasta respirar cuesta. Para los que nunca hayan descubierto este bello lugar hay que aclarar que, tal y como afirman sus habitantes, ellos no están acostumbrados a pasar frío. Sus casas siempre han sido de tabiques grandes que los arropan en las noches largas de los meses más duros del año, y sus chimeneas nunca dejan de expulsar un brío rojo que invitaba a sentarse. Los que cuentan con más inviernos a sus espaldas reflexionan sobre aquellos años en los que se quedaban incomunicados porque las carreteras se llenaban de nieve y era imposible sobrepasarla o las jornadas en las que la electricidad los abandonaban y ellos la combatían a golpe de jugadas de cartas y parchís. “Hace años que no nos quedamos sin conexión, en cuanto nieva las máquinas limpian las carreteras”, comentan dos señores al lado del río mientras disfrutan de un sol que calienta durante algunas horas. A estas mejorías, hay que añadir que, en la actualidad, la mayor parte de las casas cuentan con algún tipo de calefacción que mantiene sus hogares siempre cálidos.

También gozan de estos sistemas en bares y restaurantes y eso les permite desafiar a las bajas temperaturas excepto cuando el deber manda y hay que salir a trabajar. Actualmente, muchas familias se dedican a la hostería y, precisamente durante estos meses, Santiago Pontones se convierte en un reclamo para los turistas interesados en ver y disfrutar de la nieve. También lo es durante el otoño, una de las mejores épocas para disfrutar de la sierra en estado puro. Sin embargo, la gran mayoría se ha dedicado siempre a la ganadería, principal motor económico de este municipio durante años. Y como las temperaturas serranas no perdonan a nadie, para que el ganado no tenga que soportar los más de mil trescientos metros de altitud en los que se encuentra instalado Santiago Pontones, muchos deciden trasladar a sus animales a Sierra Morena durante los meses más duros del invierno para que estas puedan estar algo más calentitas.

Otra cosa más, puede que el municipio se encuentre lejos de la capital de su provincia, que sus gentes vivan en lo más profundo de la sierra o que no ocupen grandes páginas en los medios cada día, pero no por ello se quedan indiferentes ante lo que pasa a su alrededor. La gran mayoría, jóvenes y mayores, son muy conscientes de que el cambio climático ha llegado a la provincia en para “trastocarles las estaciones”. “Antes la nieve comenzaba a caer muchos antes, a partir de diciembre, ahora en los primeros meses de invierno hace frío pero las nevadas llega mucho más tarde y las primaveras también se retrasan”, aseguran un par de amigos de toda la vida, uno que se toma un refresco y el otro que es el encargado de servírselo. Ellos, como otros muchos, no conocen el invierno de otra manera, son los jiennenses a los que se les conoce como “de otra pasta” y los mismos que no saben vivir de otra forma porque esa es “la que conocen y la que les gusta”.

Pero hay una cosa en la que todos están de acuerdo, “todo el mundo debería tener la oportunidad de, al menos una vez en la vida, pasar un invierno en un pueblo como Santiago Pontones porque son, aunque con un frío que a veces ha llegado hasta los 20 grados bajo cero, sumamente especiales y nadie los olvida”, comentan unos y otros mientras van y vienen de sus casas, plazas y bares. Lo hacen porque es su rutina diaria y la forma de engañar al frío que reina en sus calles aunque, hace semanas que están preparados para las duras temperaturas, no les queda otra, la agencia estatal de meteorología (Aemet), prevé que las primeras nevadas se acercan, pero no hay ningún problema, así tendrán la excusa para calentarse el cuerpo con un buen puchero a la luz de la candela.