Miles de fieles veneran el Cuerpo de Cristo por las calles de Jaén

Niños de Primera Comunión, sacerdotes y cofradías dan vistosidad al desfile

30 may 2016 / 10:00 H.

Altares en las calles, juncia en los suelos, mantones y banderas en los balcones y pétalos de rosas que “caen del cielo”. Era el Día del Señor y los jiennenses lo celebraron por todo lo alto. La fiesta, de la que en la capital hay constancia desde el siglo XV, llenó de colorido los barrios y de alegría las calles por las que desfiló la Custodia, una réplica de la original, que fue destruida en 1936, durante la Guerra Civil española.

Tras la eucaristía dominical en las parroquias, los fieles de la ciudad se congregaron en el entorno del templo mayor. Desde allí partió una “kilométrica” procesión, encabezada por la cruz alzada, en la que participaron niños que este año realizaron su Primera Comunión y que, como siempre, dieron vistosidad al desfile. La comitiva, además, estuvo compuesta por los heraldos de El Perdón, menores de la Escolanía de la Catedral y una buena representación de las cofradías y hermandades de Pasión y Gloria, con sus pendones y velas en mano. El cortejo con el Santísimo Sacramento, custodiado por la Policía, lo formaron también, como es tradición, numerosos sacerdotes y el Cabildo catedralicio. El trono del Cuerpo de Cristo fue acompañado, asimismo, y por primera vez, del obispo de Jaén, Amadeo Rodríguez, y un palio eucarístico, además de contar con la intervención de la Banda de Música de Jaén. La jornada también se animó con un grupo de jóvenes que se unió para la ocasión e interpretó canciones en el entorno de la Catedral.

La procesión fue multitudinaria. Las calles se engalanaron para celebrar la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Jesús. En cada lugar, como en las plazas de Santa María, de la Audiencia y de San Francisco o las calles Maestra, Colón, Cerón, La Parra, Bernabé Soriano o Ignacio Figueroa, no faltaron las miradas hacia la Custodia ni las personas que, al paso del trono, se arrodillaron y se persignaron ante él. Otros lugares, como la Plaza de San Ildefonso y las calles Muñoz Garnica, Ramón y Cajal y Campanas, también “rebosaron” fe. Antes del desfile, a las diez de la mañana, se ofició la misa en la Santa Iglesia Catedral, que estuvo presidida por el nuevo prelado. En otros templos, como en la basílica menor de San Ildefonso, se celebraron las funciones religiosas con la participación de los niños de la Primera Comunión que, más tarde, asistieron a la procesión. De igual modo, como es costumbre, al término del desfile una multitud se congregó junto al templo mayor, donde monseñor Amadeo Rodríguez impartió, desde la fachada, la bendición con el Sacramento.