Más de la mitad de los presos vive en módulos de respeto

Más de 600 internos han cursado algún tipo de estudios en el último año

24 sep 2016 / 11:44 H.

A día de ayer, 582 personas estaban en la prisión de Jaén. De ellas, unos 350 reclusos viven en los conocidos como “módulos de respeto”. No es más que una forma de organizar la convivencia dentro de la cárcel que favorece la reinserción. Celdas abiertas, normas estrictas de comportamiento y autogestión por parte de los propios internos. Esa son las claves. Un lugar limpio, sin drogas, sin voces, sin peleas, sin motes, al que solo es posible llegar con el compromiso. La cárcel de Jaén puso en marcha este modelo en el año 2007. Fue una de las primeras de España. Los resultados son espectaculares, tal y como se encargó de recordar el director, Juan Mesa: “Cada año alcanzamos mayores cotas en el objetivo de la reinserción social, a la vez que se reduce paulatinamente el número de incidentes regimentales. Así ha sido año tras año y este último no ha sido una excepción”, señaló.

Lógicamente, el hecho de que cada vez más reclusos quieran tener la oportunidad de vivir una vida más normalizada se refleja en otros parámetros, como la actividad educativa. Los datos son esclarecedores. Casi 600 internos han participado, a lo largo del último año, en cualquiera los programas de formación. La gran mayoría no ha tenido contacto alguno con las aulas desde que eran unos niños y quieren aprovechar su paso por la cárcel para sacarse unos estudios básicos. De hecho, 547 reclusos han sido atendidos en Educación Primaria durante el último curso escolar. Hay otros 17 que han estado en Bachillerato, mientras que 26 han cursado estudios universitarios a través de la UNED.

Sin embargo, el principal camino para la reinserción y la resocialización es la formación. Dotar al recluso de las herramientas necesarias para tener algo que hacer distinto al delito cuando recobre la libertad. En este sentido, en el último año, se han impartido 18 cursos en los que han participado 277 alumnos. Son monográficos de formación de distintas especialidades, desde la mecánica, la carpintería o la hostelería. “Somos conscientes de que la inserción laboral juega un papel fundamental. Este recurso constituye una de las actividades más importantes de los programas de tratamiento”, señaló Juan Mesa. Uno de los talleres más consolidados es el de corte y confección industrial. Ha vuelto a obtener la certificación de calidad de la norma ISO 9001.

Otro de los aspectos destacados del balance realizado por el director de la prisión fue la labor desarrollada por el Servicio de Gestión de Penas y Medidas Alternativas. Este órgano, dependiente del Centro Penitenciario de Jaén, ha tramitado en el último año la gestión de 1.526 sentencias ejecutorias para el cumplimiento de la pena de trabajo en beneficio de la comunidad, suspensiones de condena y la impartición de los correspondientes programas, fundamentalmente en materia de violencia de género y seguridad vial. En ocasiones, el servicio ha llegado a estar desbordado debido al ingente volumen de trabajo, si bien el director aseguró que se han cumplido todos los plazos.