Los 231 “locos” que acabaron aquella primera San Antón

Organizar la carrera costó 120.000 pesetas y hubo un trofeo para el último

15 ene 2016 / 09:36 H.

La primera edición de la hoy Carrera Internacional de la Noche de San Antón se corrió un ya lejano 16 de enero de 1984. Cruzaron la meta, ubicada en el barrio de La Alcantarilla, 231 valientes. El ganador fue el iliturgitano Juan José Rosario, que también se impuso en las siguientes dos ediciones. Laura Blanco fue la primera de las siete mujeres participantes en una carrera que nació con el nombre de “CroSs Popular de San Antón”. El gran impulsor de la iniciativa, el entonces concejal de Cultura y Deportes, José Montané, cuenta cÓmo nació la idea: “Queríamos potenciar las lumbres que, por aquella época, estaban de capa caída. Solo se estaban celebrando dos, en Santa Isabel y en La Alcantarilla. Y se nos ocurrió hacer una carrera que uniera ambas y que la gente alumbrara a los corredores con antorchas. De esta manera, también conseguíamos que la gente hiciera deporte”, recuerda. Montané explica que algunos no vieron con buenos ojos la iniciativa y que, incluso, guarda un informe técnico en el que se le desaconsejaba celebrar la carrera mientras las lumbres estaban ardiendo.

Aquella primera vez fue especial y diferente. La carrera se englobó en el programa de actos para celebrar la Navidad y los Reyes. Contó con un presupuesto de unas 120.000 de las antiguas pesetas. “Tuvimos pocos gastos. En realidad, pagamos los trofeos, los jueces y los detalles que se entregaron a los participantes. De hecho, el último en cruzar la meta también recibió un obsequio: “Una placa con la inscripción ‘Maricón el último’”, rememora Montané, quien también se acuerda perfectamente de la persona que tuvo el honor de ser el farolillo rojo. “Ha sido la única vez en la que se entregó un premio al último”, explica Montané.

Aquella primera edición tuvo un recorrido de 7 kilómetros. Partió del barrio de Santa Isabel y llegó hasta La Alcantarilla, atravesando buena parte del casco histórico y con lugares tan emblemáticos como el arco de San Lorenzo. En los años posteriores, cuando se disparó la participación, hubo que cambiar el recorrido. Precisamente, ese trayecto tan peculiar dio origen a una anécdota que muy pocas personas conocen. José Montané iba en el coche de un técnico del Patronato, Carlos de Blas, abriendo la carrera. Al llegar a la calle Ayuntamiento, el vehículo se quedó atascado: “No iba ni para adelante ni para atrás. Vimos que los primeros corredores se acercaban. Literalmente, se montaron encima del coche para pasar”, asegura. Aquellos 231 locos fueron los pioneros, los iniciadores de una leyenda: la Carrera Internacional de San Antón.