Las muchas vidas de la ropa usada que recoge Cáritas

La organización espera crear 20 empleos antes de final de año, gracias a prendas que la gente no quiere usar

19 may 2017 / 14:00 H.

José Martín Solana, a punto de cumplir 51 años, está casado y tiene dos hijos, es de Linares y muchos jiennenses lo conocerán. Su trabajo consiste en conducir la furgoneta con la que Cáritas recoge ropa usada. Las prendas son depositadas en unos contenedores rojos, ya habituales en la provincia. Solo en la capital hay 30, repartidos estratégicamente. Los “modelos pasados de moda” que se morían de risa en los armarios son la clave de la empresa Recuperaciones Redoble, la sociedad creada por la fundación de la organización no gubernamental, vinculada a la Iglesia Católica.

Con esta idea se quiere luchar contra la exclusión social, generar empleos con algo que nadie quiere, en definitiva, aprovechar para hacer algo bueno uno de los males de la sociedad, el consumismo y el derroche. Este linarense cargaba, como si de una losa se tratara, la etiqueta de “parado de larga duración”. Pero, hace justo un año, por fin, se pudo quitar el peso de encima, gracias a Cáritas y a que una orientadora laboral le avisó y le animó a que echara el currículum. “Me quedé parado en 2009, después de haber trabajado en el almacén de una empresa de forja y, desde entonces, había estado dando vueltas, en paro”, explica. “Cumplía todos los requisitos, me contrataron y así puedo llevar un jornal a mi casa”, resume. La experiencia de José Martín Solana es la de la mayoría de la plantilla de la empresa de Cáritas. “Los trabajadores estaban en situación de exclusión social o a las puertas”, precisa el director de Cáritas Interparroquial en Jaén, Rafael López-Sidro. No es el caso del conductor del vehículo de recogida, pero los que están empleados en la nave a la que llega la ropa, cedida por el Ayuntamiento de Linares, tienen, incluso, un tutor. No tienen prácticamente experiencia ni formación laboral previa, precisa el responsable de la entidad.

La apuesta de esta empresa social, que es fruto de una estrategia nacional de la organización, en la que trabajan de la mano 26 “cáritas”, dice López-Sidro, era arriesgada. Pero, al menos en el estreno, le salen los números. “Los contenedores de Jaén están colocados desde mediados de febrero” y, hasta ayer, la media de recogida de ropa supera los 2.000 kilos cada 24 horas, es decir, 10 contenedores al día o, lo que es lo mismo, la recepción y selección de unas 300 toneladas. Bien lo sabe José Martín Solana, que la carga en la furgoneta. “Se llena a diario, a veces, más de una vez, por suerte, estamos desbordados”, sostiene.

Lo mejor, como hace hincapié, es el civismo de los que acuden a estos puntos de reciclaje de textil. “Es cierto que nos hemos encontrado alguna bolsa de basura, litros de cerveza y cosas por el estilo, pero es algo insignificante”, dice. Y es que, como deja claro, lo normal es que la ropa llegue en excelentes condiciones. “Recogemos prendas de primeras marcas, hasta con la etiqueta, en perfectas condiciones. Imagino que puede ser de gente que ha recibido un regalo, o que no han podido descambiarlas o que, simplemente, tuvo el gesto, pero está muy bien”, reflexiona. La “fábrica” de Recuperaciones Redoble se nutre de “proveedores” que se extienden de norte a sur y de este a oeste por la provincia y atender a todos los puntos donde se entregan camisetas, abrigos, pantalones y vestidos tiene más miga de la que parece. Y es que, en algunos municipios, coinciden que hay donaciones en el ropero de Cáritas y en los contenedores. “Hay veces que, en mis ocho horas de trabajo, hago trescientos kilómetros, bien porque hay que ir a Siles, cargar y regresar a la planta de Linares pasando por Úbeda para aprovechar el desplazamiento, o porque, por ejemplo, damos varios viajes en el mismo día a Baeza o a Jaén”, desvela. No exagera lo más mínimo, tanto es así que la plantilla de “compañía textil” de Cáritas, que tiene más de una decena de trabajadores actualmente, está a punto de incrementarse con más personal y una nuevo vehículo de transporte, adelanta el responsable provincial. Y el objetivo es ir más allá, con la instalación de una treintena de contenedores rojos más de los que ya existen a lo largo del año. Antes de que acabe 2017, los “planes empresariales” pasan porque haya veinte hombres y mujeres en la plantilla. Más trabajo para Rafael, el gerente que, de forma voluntaria, se hace cargo de todo el papeleo que conlleva esta “pyme” que quiere brindar una oportunidad a gente a la que se le había complicado bastante la vida. “Doy gracias por esta idea, que es maravillosa. A mis compañeros y a mí nos pasaba tres cuartos de lo mismo y, con esta empresa de inserción social, tenemos una posibilidad, un trabajo digno”, razona. La crisis ha destrozado a mucha gente y, con esta labor, destinada a ayudar a otras personas, se crean puestos de trabajo y se crearán más”, dice el conductor de la furgoneta que añade: “Hay que estar con la gente que hace cosas así”.

Una tienda en Jaén para crecer aún más
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La ropa que se recoge en los contenedores se transporta hasta el centro de tratamiento y clasificación. La que está en muy mal estado se envía a Barcelona, para su reciclado, y el resto se prepara y es enviada a las parroquias para ser entregada a la gente que más lo necesita. Pero la idea es ir más allá y obtener beneficios, luego reinvertidos en fines sociales y creación de puestos de trabajo, con la apertura de una tienda de ropa usada. La primera de ellas estará en la capital jiennense, como adelanta el director de Cáritas, Rafael López-Sidro, en un punto céntrico de la ciudad. Las acciones en Jaén caminan en paralelo a las del resto de España, gracias a la fundación creada por la organización, que planifica la estrategia nacional de desarrollo de la iniciativa. López-Sidro es uno de los siete “cerebros” que dirige este proyecto en el país.