Las grandes empresas de venta de aceite piden que se elimine la cata

Envasadores y exportadores insisten en la inseguridad jurídica que genera

16 mar 2018 / 09:04 H.

Las grandes empresas de envasado, comercialización y exportación de aceite de oliva piden que se elimine la cata como requisito obligatorio —tal y como se hace ahora— para embotellar el producto con la catalogación de calidad de virgen o extra. Su argumento es sensato. Afirman que un panel de cata es subjetivo y que existen partidas que pueden variar en función de quien lo cate, lo que genera una enorme inseguridad jurídica a la hora de comercializar el producto o llevarlo a otros países. No obstante, por el momento, consistiría en quitar el sistema actual y cambiarlo por otro que, a su juicio, resulte más objetivo para los diferentes agentes de España y del mundo.

El sector industrial envasador y exportador de aceite de oliva español —agrupado en Anierac y Asoliva— se reunió de manera extraordinaria para reflexionar sobre la situación de la industria española del aceite de oliva. Los industriales no dudan de la altísima calidad de los aceites comercializados, tanto en el mercado interior como en las exportaciones. Sin embargo, muestran su preocupación porque la aplicación del método de control oficial de cata necesita una mejora sustancial de las garantías jurídicas en su aplicación, tanto para las empresas como para los consumidores, según indican en un comunicado.

La reunión contó con una importante participación de las más de 90 empresas que forman parte de ambas asociaciones. Además, sirvió para ratificar que la industria no se opone a la prueba del panel test, pero está en contra de su aplicación. Afirma que provoca inseguridad jurídica a las empresas y a los consumidores, por lo que espera que las administraciones responsables trabajen para conseguir las acciones de mejora necesarias.

las cifras . España es líder mundial en producción —aporta el 60% del aceite de la Unión Europea y del 45% mundial— y en exportación representa el 60% del comercio mundial del aceite de oliva, con más de 130 países de destino. La industria aceitera ha vivido en la última década un proceso de modernización de instalaciones y procesos que se ha traducido en un producto de máxima calidad y se trata, además, de un sector muy controlado y regulado. “La industria española ha comercializado en el mercado español en las tres últimas campañas casi un millón de toneladas. En el control oficial que realiza las Administraciones públicas sobre él tan sólo ha detectado un expediente por cada 100 millones de litros comercializados, siendo en su inmensa mayoría (el 92,37%) por las discrepancias en la aplicación del método de cata. Esto pone de manifiesto que la calidad y genuinidad de los aceites envasados en España es excepcional, pero que tenemos un sistema de valoración organoléptica que, por la forma en la que es aplicado, genera una gran inseguridad jurídica”, afirman los grandes envasadores y exportadores del producto. Fuera de España (UE y otros países), con una comercialización de 1.350.000 toneladas en estos tres años, las incidencias han sido mínimas, sólo 1 por cada 27 millones de litros, siendo muy destacadas las discrepancias por cata, afirman Anierac y Asoliva. De ahí que insista en que el método de valoración organoléptica es un criterio legal excepcional en el sector de la alimentación y las bebidas que solo se aplica para la calificación de los aceites de oliva vírgenes.

Además, indican que se ha constatado que el sector envasador y exportador oleícola se ve afectado por reiteradas acusaciones —tanto en mercados nacionales como internacionales— como consecuencia de las discrepancias de los resultados de las catas lo que supone graves perjuicios para la imagen de las empresas y para la reputación del sector oleícola, que afecta de manera más significativa al sector español que, de manera destacada, tiene el liderazgo del mercado mundial.

La preocupación de la industria española es máxima. Las grandes empresas que venden el producto recalcan que, pese a que se ha puesto de manifiesto que la forma en que se aplica el método de cata genera errores y, por tanto, adolece de falta de garantías jurídicas que resultan intolerables a los envasadores y exportadores de aceites de oliva, no se ha avanzado en soluciones y modificaciones legales que mejoren la situación.

las peticiones. Las asociaciones han realizado gestiones y han solicitado a la Administración que mejore la situación generada por la aplicación de este sistema de valoración del sabor y del olor que consideran tan subjetivo. Además, se ha encargado a empresas consultoras de prestigio estudios desde diferentes puntos de vista —jurídico, científico y de mercado— que han confirmado que dicha “inseguridad jurídica” existe.

Por otro lado, Asoliva y Anierac también han promovido la organización de numerosas reuniones internacionales como las organizadas por la Comisión Europea, en Milán en octubre de 2016, y por el Consejo Oleícola Internacional (COI), con un “workshop” en noviembre de 2017 y un Grupo de Trabajo específico del panel de cata el 19 y 20 del mes de febrero de 2018. También han impulsado la aplicación de un sistema de autocontrol de los aceites de oliva vírgenes que partiendo de las mejoras necesarias en la aplicación del método de cata contempla la posibilidad de aumentar el nivel de exigencia de los parámetros químicos que determinan la calidad de estos aceites.

Precisamente, este es uno de los ejes clave. Parece evidente que cualquier método de cata puede estar envuelto en subjetividad, ya que son personas las que prueban los caldos y deciden la catalogación. Además, no es la primera vez que la industria envasadora y embotelladora del producto pide eliminar el panel de cata —con más o menos rotundidad—, algo que, generalmente, no ha caído bien en la provincia. La única manera de reemplazarlo sería adoptar un sistema con parámetros químicos.