Las adicciones afectan más a jóvenes de entre 14 y 18 años

El 6,6% de los estudiantes de instituto juegan cuatro horas o más al día

    30 sep 2018 / 11:23 H.

    No todo lo que brilla es oro, ni todo lo que se presenta como un juego es bueno. Y, en Jaén, la Asociación de Ludópatas Jiennenses en Rehabilitación (Alujer) sostiene que los videojuegos también pueden ser un problema si su uso pasa a volverse abusivo y asegura que, últimamente, observan que hay un aumento de casos de adicciones.

    Los jóvenes son el sector principal en el que se perciben este tipo de problemas. Ana de la Chica, psicóloga de Alujer explica que la adicción por los videojuegos ha evolucionado, sobre lo que detalla: “Anteriormente, era con videoconsola, pero, ahora, al tenerlos en el móvil, es un continuo. Por lo que los casos han aumentado”.

    Las edades más proclives a entrar en una adicción como por los videojuegos son los jóvenes de entre los 14 y los 18 años, aproximadamente. Aunque la psicóloga expone que también depende mucho del tipo de juego, porque hay chavales de 23-24 años que se pueden “enganchar” a juegos de estrategia, lucha y rol. Por otro lado, recuerda que la asociación realiza, cada curso, el estudio Cubilete, un programa de prevención del juego de azar, virtual y de apuestas en el ámbito escolar. Así, este análisis a alumnos de 6 institutos de la provincia muestra que la frecuencia de uso de videojuegos entre los jóvenes es del 39,8% “muy de vez en cuando”, del 9,4% “todos los días, menos de dos horas” y del 6,6% “todos los días, cuatro horas o más”, entre otros datos.

    Los teléfonos móviles y las redes sociales, los mayores problemas

    Otra de las adicciones que más preocupa a la Asociación de Ludópatas Jiennenses en Rehabilitación (Alujer) es la que muchos chicos tiene al teléfono. “Pensamos que es un mal uso y abuso. Todo el mundo está con el móvil encima constantemente y esto es un enganche para los más jóvenes”, dice la psicóloga del colectivo, Ana de la Chica. De hecho, afirma que también los es para los adultos, quienes prueban tras ver a sus hijos. “Ahora, se da la situación en la que los padres no pueden decir a sus hijos que no abusen del móvil porque son ellos quienes lo hacen”, dice.

    Con respecto a las redes sociales, insiste en que observa que la comunicación cara a cara se utiliza cada día menos. “Se puede decir que los adolescentes no saben comunicarse personalmente o que, al menos, es muy difícil para ellos. Para contar un problema, prefieren hacerlo por una red social a tener que decirlo a la cara. Esto les conlleva a no saber resolver determinados problemas, tener un déficit en comunicación... Y, aunque parezca que no hay un aislamiento social, sí que lo hay en el ámbito físico”, explica.